sábado, 7 de mayo de 2011

Capítulo VIII En la cocina con Jesús



El bosque ofrecía un hermoso paisaje, todo el verde (no madre) que pudieras imaginar concentrado en una amplia extensión de árboles que  contrastaban con el gris de las rocas. Aquí y allá los ciervos se paseaban sin temor alguno a los humanos que miraban todo con los ojos muy abiertos.
Ok, chiquillos- gruño el gran Jesús du Angellic rompiendo con la armonía de la escena- los traje acá suponiendo que ahora, los sacoeweas, sabrán hacer fuego. ¿Les enseñó al final el weón de Marco, o no?
Nuestros amigos se miraron, un pequeño flashback pasó por sus mentes.
Kamy recordó que en sus intentos por hacer fuego, lo único que había salido fue un gas de su trasero.
Chicho, por su parte, había estado enfermo por comer sopaipillas fuera de los terrenos de la fortaleza Usach… la colitis que lo atacó lo dejó inmerso en una meditación de toillete que le tomó tres días, por tanto perdió esas clases, aunque luego Edith se encargara de enseñarle las bases. Ella, en cambio, fue capaz de hacer fuego con una facilidad increíble, de hecho, lo aprendió del libro antes de la clase, por lo cual Marco la apartó a un rincón para que practicara el resto de los juegos elementales.
Estás bien avanzada- le había dicho el lentoso- me agrada eso.
Jum- respondió ella- el libro me ha ayudado de sobremanera.
Obvio-acotó el maestro- sí está escrito por gente muy cool… y Matheo!
D-gray también había tenido problemas con el fuego, era un hombre de guitarra, videojuegos y fuerza bruta… la magia no es lo mío-pensó- denme un par de cabezas para patear y un joystick para hacer maravillas; en cuanto a la magia, trataré de pasarla con un cuatrito.
Pipíno todavía se estaba acostumbrando a la fama,  en todos lados la gente cuchicheaba al verlo pasar: “ahí va el lobezno de Gondor”-decían todos- aunque se sentía feliz por la gran cantidad de miradas femeninas que atraía su persona. Y mientras en la clase de magia había sobresalido mucho, su nuevo maestro y las clases extra lo tenían en un nivel, siendo sinceros, muy superior al de sus compañeros, estos le miraban y lo felicitaban: “lo tuyo es talento puro, perro”. Ahora, más que en la clase del fuerte du Angellic, su mente estaba concentrada en si Kyle Rayner era mejor Green Lantern que Guy Gardner… se había atrevido a decir que el primero era muy cool, mientras, el segundo era sólo un fanfarrón; acto seguido, había perdido la conciencia a manos del lobo mayor. Ahora se la pensaría mejor antes de emitir juicios en la clase privada de comics.
Volvamos a kamy, quien se encuentra algo afligido por no poder destacar en nada; el chico no es ambicioso, pero ver como sus compañeros tienen habilidades extra para diferentes tareas era algo que lo mantenía intranquilo. No bastaba con ingresar a la academia, eso era nada más que el inicio de una arduo camino lleno de vidrio molido, el cual se transita descalzo… siempre lo supo, pero no importa cuanto nos preparemos o al tanto estemos, siempre el horizonte de expectativa se está moviendo y mutando. Cada vez que llegamos a él, este cambia de inmediato.
Dejó de lado estas cavilaciones y alzó la voz.
Profesor-gritó- ¿porqué nos tenemos que ir de clases un día sábado? No es que tenga mucho que hacer, pero mis huesos están molidos (al igual que los de varios de mis compañeros) y pienso que sería bueno descansar; además, si esta es la clase de supervivencia, ¿porqué nos trae a un lugar tan bonito? Sinceramente, sería un agrado perderse por aquí.
uy, la hueona huesos delicados- bramó Jesús- vaya a acostarse y póngase dolorub… MARICÓN!, te voy a decir la firme; esto es sólo la entrada hacia el valle al cual nos dirigimos, éste se llama “ de las bestias” y no se necesita ser un genio para deducir el por qué del nombre. La idea es llevarlos para que aprendan una de las mayores artes en el campo de la supervivencia: la caza.
¿Vamos a ir a cazar?- preguntó Kamy- ¿sin armas?
 ¿Quién te dijo que siempre te perderás con el equipo necesario para sobrevivir?- le inquirió el maestro cocinero- la mejor arma de todas es el cuerpo de uno.
A los muchachos les hizo mucho sentido. Así que nadie reclamó y esperaron a que el profesor siguiera.
Bien-exclamó- esto que haremos ahora lo hago yo todos los fines de semana con el connotadísimo grupo de acción. Y este sábado no será un salto a la regla, chiquillos!
Por entre las sombras llegaron raudos cuatro hombres vestidos con ropajes de cuero y metal; parecían armaduras diseñadas para alguna especie de enfrentamiento a muerte.
Cuando quedaron junto al profesor, los estudiantes pudieron reconocerlos a todos, porque eran sus docentes; ahí estaban Raúl, Saito y Marco.
Cazadores- gritó Jesús- en marcha!!
Inmediatamente todos se pusieron prestos a caminar, los profesores al frente y los muchachos atrás. Mientras emprendían el viaje, Jesús les explicó que se dividirían en rumbo diferente por un par de horas, por lo que Kamy entendió, debían hacer negocios con un tal “Congalala” y no pudo evitar reírse del nombre, ¿cuál era el estado de ebriedad necesario para llamar así a un ser humano? En fin, ellos se quedarían en la zona donde los animales no eran tan peligrosos, y debían ser capaces de capturar y comer alguno, ese sería su almuerzo… o cazabas o te cagabas de hambre.
Llegados a destino, el paisaje había cambiado radicalmente; nevaba! Y los muchachos no se explicaban cómo era posible que hubiere nieve en un lugar a dos horas de donde habían estado antes.
Los profesores detuvieron la marcha y Jesús les habló: Espero que hayan quedado claras todas las instrucciones, nosotros nos iremos por allá un rato y volveremos antes del atardecer- dijo señalando un  corredor de piedra que atravesaba dos montañas- quédense por aquí y, por ningún motivo, se atrevan a seguirnos. Caminen hacia los otros sectores, pero no se les ocurra entrar a ese corredor, se los advierto; si lo hacen, no seré yo quien los webee después. Ya, culiaos, nos vemos.
Jesús estiró su mano y miró a sus amigos, Pedro- gritó.
Sánchez-rugió Saito colocando la suya sobre la de Jesús-
Prado!- bramó Marco haciendo lo mismo.
Yeeaaah- exclamó con fiereza Raúl.
Uno, dos trés- dijeron todos al unísono- P.S.P!!! Y se perdieron velozmente por el corredor.
Y, así, los muchachos quedaron solos sintiendo el viento azotarles las caras.
Hago fueguito para que no nos resfriemos?- preguntó Edith.
Mejor te paras de lucir- la cortó Chicho, al parecer le estaba empezando a cargar la muchacha.
No seas agilado, Chicho- dijo Pipíno- no es necesario, Edith; mejor será que nos pongamos en marcha.
Jum- fue la respuesta.
Avanzaron un poco mientras, aquí y allá, se formaban otros grupos que emprendían búsqueda de alimento.
Y, ¿cómo van las clases con el gran lobo de Gondor?- preguntó D-gray a Pipíno, mientras caminaban de manera despreocupada.
Es para la corneta wn- le contestó el otro- el sábado me forzó a dormir todo el día!
¿Y eso es duro?- dijo chicho.
Oh, parece simple, pero es durísimo cuando no tienes sueño y, si muestras signos mínimos de actividad, te pega un rodillazo- aclaró el lobezno.
 Kamy los escuchó y no pudo evitar decir: Imagino que no son rodillazos cualquiera los que recibes.
Cada vez que me pega uno- añadió su compañero- se queda unos segundos quietos mientras pone la mano en su pecho, cierra un ojo y mira hacia otra dirección.
Qué raro, rarísimo-acotó el Kamy.
Y que lo digas… siempre me pregunto por qué hace eso- terminó reflexionando Pipíno.
Tasen, cabros!!- gritó desesperadamente el Africano del grupo- pedazo de weá y viene hacia acá!!
Los muchachos buscaron con la vista y vieron, corriendo en dirección contraria al curso que llevaban, a un enorme jabalí de colmillos dorados. Era rapidísimo y se asemejaba más a un poderoso vehículo de asalto del imperio que a un animal de montaña. Su tamaño era descomunal, y avanzaba haciendo temblar la tierra.
Inmediatamente el grupo, sin pensarlo, tomó posiciones para resistir la inminente embestida. Pipíno, siendo el más grande, se puso en frente; mientras D-gray y Kamy lo flanqueaban. A su vez Chicho se puso detrás y Edith al ultimo, formando una especie de triangulo o punta de flecha.
A mi señal-gritó el que encabezaba- ¿lista, Edith?
Siempre, jum!- gritó la chica.
El monstruoso animal estaba cada vez más cerca; cuando faltaban sólo un par de metros para que Pipíno sucumbiera ante sus poderosos colmillos y la fuerza de su ataque, este gritó: Dale.
Apenas lo hizo, dos estacas de hielo salieron desde el suelo, justo debajo de donde iba pasando el jabalí. Los poderosos estoques atravesaron la carne del monstruo, su marcha frenó violentamente… y con un gran rugido exhaló lo último que le quedaba de vida.
Buen trabajo, equipo- sentenció el Lobezno- casi me cago, a decir verdad, jeje.
¿Esto estaba preparado de antes?-preguntó chicho.
¿A qué te refieres, viejo?-dijo D-gray.
Me refiero-prosiguió- a que de la nada nos pusimos en formación y esperamos el ataque. Digo, ¿nos preparamos en algún momento para como enfrentar algo y que fuera Pipíno quien diera las indicaciones y weá?
Mmm, no lo había pensado-dijo Kamy- o sea, Pipíno está entrenando con alguien que sabe planificar y eso… así que en volá le salió natural.
A todos nos salió natural- agregó el aludido- sí hemos estado en clase, entrenando. Al final, se espera que seamos capaces de reaccionar. Han pasado ya algunos meses desde el primer día, y algo se tienen que haber agudizado nuestros reflejos.
Sí, puede ser- acotó Chicho- de hecho, estoy seguro. Sin embargo, tengo más hambre que seguridad, así que mejor nos movemos y faenamos a ese cerdo.

Los amigos cazadores dejaron a sus estudiantes atrás; iban a paso veloz por entre las rocosas paredes que formaban el corredor.
¿Cuánto falta?-preguntó Jesús.
Tranquilo, Cabezón-dijo Raúl- ten fe y paciencia.
No puedes pedirme algo así en una situación como ésta- agregó el cabezón- un Congalala de las montañas nevadas es algo que jamás pensamos pasaría. La verdad, hay algo raro…
Sólo es desfasado-dijo Marco- agiladamente desfasado, y punto.
A medida que más avanzaban, Jesús du Angellic pensaba en el nuevo enemigo. Una bestia que acostumbraba habitar otro tipo de clima se aparecía, de pronto, causando estragos en una zona que no era suya.
¿Qué podremos obtener de él?- monologaba dentro de su cabeza- ¿Qué sabor tendrá? ¿Deberemos hacerlo al jugo o a la parrilla? Ojala sus sesos sean sabor a Piñón.
Chiquillos-dijo- nos aproximamos de la siguiente forma: Raúl se queda atrás disparándole ballestasos. Marco, prepárate unos sumos en caso de cualquier cosa y lo agarras con la “lanza pistola” mágica que te hiciste el otro día. Sai…
Jesús- le interrumpió este- YO soy el que planea las cosas siempre. Estoy diseñado y, dicho sea de paso aunque no sea necesario hacerle hincapié, entrenado para esta clase de cosas; así que primero me dejas analizar el terreno y…
CALLATE, RC CALLAMPA!- gritó con su “melodiosa” voz el profesor du Angellic- acá nosotros vemos que onda… y ninguno de los chicos, cuyo rango es superior en el tema de la cacería y sí es necesario hacerle hincapié a eso, han puesto traba alguna para mi plan.
Cabezón está en lo cierto-dijo Oso- aquí si que no puedes hacerte cargo de la situación.
 Yo estoy de acuerdo- concordó Marco- aún así no sé porqué te hago caso, Cabezón. Les recuerdo que la cacería corre por mis venas. Ya saben, mi hermano y eso…
Es que me tocaba a mi- replicó Jesús medio contento, medio dudoso- y, lo importante, es que no le toque a Saito. En fin, repacemos la weá: Raúl dispara junto a Marco, este ultimo se mantiene más cerca, mientras el “Lobo” y yo le damos con la espada. ¿Lista la katanna, weón?
Saito, mientras corrían a velocidad “súper cachilupi”, pasó su mano por la vaina de una katana de medidas estúpidas. Delgada como todas, pero su largo superaba los dos metros fácilmente.
Síp-dijo- valió la pena.
De donde la sacaste y a quien cagaste- sentenció sin anestesia Oso.
Se la cambié al viejo Sephirot    por una Ds, un Ipod de 80 gigas y 4000 pesos en oro.
Lo cagaste…-fue la respuesta.
Ajá, el tipo tenía hambre-fue la otra.
Ya chiquillos!-bramo Jesús- estamos llegando…¿lo ven?
El corredor terminaba y, rápidamente, se acercaban a una planicie nevada muy grande. El reflejo del sol en el blanco manto dañaba los ojos de los profesores, los cuales se plantaron en seco.
No te veo- dijo cabezón hablando al aire- pero puedo olerte…sé que estás por ahí. Hagamos esto de la manera fácil; muéstrate
.La tierra tembló… el movimiento comenzó casi imperceptible al principio, pero luego fue in cressendo (¿) hasta que los cuatro valientes se tambalearon.
Hunters, steady*-dijo Marco.
Y así, como salido de la nada, el temible monstruo apareció; rugiendo furiosamente. Era de colosales dimensiones, color dorado y esmeralda entintaban su fuerte musculatura de monstruo similar a un mandril. Tenía una gran panza y largos colmillos cubiertos de baba y sangre seca. Los miró sin dejar de lanzar sus potentes rugidos y se lanzó hacia ellos con una velocidad inimaginable en un ser de tal tamaño.
Steady…steady- repetía Oso.
Y, cuando ya estaba cerca, la ballesta de Raúl gray dio inicio a lo que sería una gran contienda.

Qué rico-declaró Edith mientras saboreaba una gran pierna de jabalí- como que se derrite en la boquita.
¿Puedes, por un segundo, parar de usar diminutivos?-preguntó Chicho, hastiado- no porque lo hagas las cosas serán más lindas y color rosa.
Calma, viejo-dijo Kamy- andas muy de malas pulgas hoy.
No es que ande de malas pulgas- le respondió su amigo- pero es que ella me está hartando con su actitud tan….tan….eh…pues bien…eeeh.
Mientras Chicho buscaba la palabra, todos se le quedaron mirando.
¿Te gusta?- preguntó Pipíno en tono conchesumadre. Sabía que esa clase de preguntas descolocaba a su amigo de la infancia; también sabía que Chicho no sentía más cosas por Edith que algo de molestia, pero el placer de confundirlo aún más de lo que estaba era algo que se podía disfrutar comiendo cabritas.
Sale culiao!-gritó rojísimo Chicho- sabes que no es así.
Yeeeeeehaaaaa-aulló el resto de los muchachos.
Es sólo que su actitud tan DIMINUTIVA me manda a la chucha!- al fin pudo encontrar la palabra- eso es, diminutiva…maldita sea que tienes una actitud diminutiva, de Caullán!
¿Y qué es una actitud diminutiva?- preguntó la muchacha, haciéndose la weona en cuanto a la broma de los chicos.
Una actitud diminutiva-siguió confuso Chicho- es eso, diminutiva, chica, de mierda…eh…ah… diminuta!  
Ok, mejor lo dejamos así- cortó la chica.

Quiero conocer la Unión-dijo D-gray.

Todos volcaron su atención hacia aquel comentario venido de la nada y ajeno a la conversación que estaba dándose.
Eeem…ya-dijo Kamy- ¿sabes que la Unión es grande, cierto?
Sí, pero sólo conozco mi continente-argumentó D-gray- y sería espectacular poder…

Boom!!
El suelo se movió bajo ellos, las montañas que formaban el corredor por donde sus profesores se habían ido se derrumbaron.
Un inmenso bulto cayó pesadamente junto a ellos como si hubiese sido un proyectil disparado por una poderosísima arma, dejó un enorme cráter. El bulto se movía y pronto los muchachos vieron a Jesús du Angellic pararse. Se sacudió la ropa y los miró.
Chucha!-exclamó- váyanse, váyanse…evacuen de inmediato…vuelvan a la academia ahora! No se queden acá…. Largo!
Kamy, preocupado por su profesor e igual de desconcertado que sus amigos preguntó: Profe, ¿qué chucha pasa?
Les digo que se vayan!-gritó fuera de sí el cocinero- este no es lugar para novatos… es una orden!
Una gran sombra se hizo presente… caía en dirección hacía Jesús.
Mierda-exclamó- pónganse detrás mió!

Aquí y allá los novatos se agrupaban tras el profesor, todos asustados y, al mismo tiempo, curiosos por ver que rayos ocurría.
La gran sombra se hizo visible y el poderoso Congalala venía, gracias a un salto dado con sus fuertes piernas, lanzando un puñetazo hacia quien quería darle caza.
Jesús lo esperó tranquilo, y tomando la gran espada por la empuñadura con la mano derecha, mientras ponía la palma izquierda en la parte plana, interceptó el golpe del monstruo ofreciéndole la resistencia necesaria para que este rompiera sus nudillos.
Un cráter aún más grande que el que había dejado al caer se formó producto de la fuerza del choque de aquellos dos titanes.
Lucharon midiendo sus fuerzas, el Congalala ejercía presión hacia delante, mientras el profesor lo rechazaba con la fuerza de sus brazos. El monstruo rugió, enfurecido al no poder eliminar a aquella criatura que su cerebro le decía era fácil de aplastar. La saliva era fétida y cubrió a todos los asustados novatos.
De la nada, una flecha llegó silbando en el aire y se clavó en el costado izquierdo de la bestia.
Cooolaa, Cooolaaa-gritaba Raúl desde lo lejos.
Marco apareció lanza en mano y empezó a apabullar al monstruo con los proyectiles que salían de esta curiosa arma.
Podemos apoyarlos también, gritaron algunos de los novatos más valientes. Usaremos magia!
Nada de eso-gritó Jesús aún compitiendo en fuerza con el Congalala- además… nada de magia durante la cacería. Tenemos al mago por excelencia con nosotros aquí, ¿lo ven lanzando conjuros?
Todos callaron, el tipo de deporte que practicaban era bastante riesgoso, pero aún así parecían disfrutarlo. Algunos estaban molestos por el hecho de que, en cierta forma muuy directa, se les hubiera involucrado pero no se les permitiera hacer algo. Otros, en cambio, estaban molestos por el simple hecho del riesgo al que se les había sometido.
De pronto, Saito apareció…y moviendo su katana cortó la cola del monstruo. Este lanzó un gran grito y dejó de competir con Cabezón. Se volteó iracundo hacia el responsable de su sufrimiento.
No voltees, culiao!- gritó Jesús- esto es entre nosotros dos. Chiquillos, alejense…nadie se meta.
Marco, Saito y Raúl dejaron de atacar y se reunieron lejos del monstruo.
Profe- preguntó Kamy- ¿porqué hace esto? ¿Por qué no podemos ayudarlo?

Jesús, sin dejar de mirar al monstruo que ahora venía hacia él, dijo: esto lo hago porque; antes de ser su profesor, antes de ustedes ser mis estudiantes… soy Jesús du Angellic… y, junto a mis amigos, SOY UN CAZADOR!

El monstruo llegaba con las fauces abiertas, Jesús se lanzó en su contra, y con una poderosa estocada atravesó la garganta de su rival. La sangre chorreó con fuerza y lo empapó por completo. El Congalala trataba de rugir, pero perdía el aire…poco a poco sus ojos se cerraron…y ya no vio más. La presa había sido cazada con éxito.

La opera e finnita- dijo Oso.

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