jueves, 26 de julio de 2012

Capítulo XV “La revuelta comienza”




Dice la sabiduría popular que no hay mal que dure cien años ni tonto que lo aguante.
 Ahora bien, esto es más o menos debatible; ya que, en efecto, los mismos artífices de éste mal pueden permitirse el “adoctrinar” o “fabricar” individuos lo suficientemente estúpidos como para bancarse males cuya duración supere, incluso, los cien años que reza el viejo adagio. Ese es el punto en contra, sí existen tontos capaces de aguantar hasta la más injusta de las situaciones y, para colmo, llegar a verla como la mejor de las posibilidades, amarla hasta el punto que, una vez ida, nazca en ellos la añoranza por la misma. Pero, como ya hemos dicho, estos dóciles tontos no pasan de ser un producto, el resultado del trabajo realizado por aquellos que, velando por el propio interés o la satisfacción de algún capricho megalómano, se empeñan en instruir a los que serán los miles de engranajes de su maquinaria perversa. Un poco de aceite aquí, unas vueltas de tuerca acá y ya: habemus mal. 
Situaciones como la descrita anteriormente se han podido ver a través de la historia y en las más variadas escalas; desde una organización deportiva, hasta el régimen de una nación. Tal es el caso de África, que ahora se encuentra en un proceso de “des-estupidización” ¿cómo es esto posible? Pues así como hay grandes arquitectos del mal, existen otros que buscan despertar en las gentes la llama de la inteligencia, que buscan devolver a aquellos inmersos en la maquinaria la capacidad de ser más que un engrane, de volver a considerarse seres humanos de valía; mejor dicho, pretenden hacer recordar a aquellos que han olvidado ser y hacerse. El continente negro se encuentra ad-portas del fin del régimen de los diecisiete años (obviamente es bien sabido que este es el nombre dado a la administración del corregidor Sebástian, puesto que si bien no siempre ha habido una ocupación física visible, la bella África ha sido usada al antojo del Imperio de Miráes desde hace siglos). ¿Dónde parte la agitación? ¿Qué ha llevado a las nuevas generaciones (los hijos del producto idiota) a escoger un camino diferente al de sus padres? He ahí el punto fuerte del viejo dicho con que iniciamos el artículo: el hastío… pues aun así en un punto deja de haber tontos que aguanten; la indignación, el ver cómo la tierra propia y el pueblo en ella son desangrados por hombres que no responden a mayores intereses que la mezquina codicia, que les niegan el conocimiento, que les niegan justicia, que les niegan la condición de humano que tanto anhelan. Claro está, como los hechos lo demuestran, que si bien esto parte desde los hijos de una generación atrofiada, castrada desde el primer momento, atontada por el miedo, no se ha de atribuir  solamente los inicios de la resistencia a la juventud como grupo único en la “lucha por la dignidad”, pues no he de mentirles, mis queridos lectores, que existen adolescentes amargados hasta el más fondo de su ser y viejos con espíritu tan libre que ni siquiera las palabras pueden encasillarlos. La agitación se ve partir desde el aula, sólo por la concentración de mentes dispuestas a exigir lo que les corresponde por derecho, y cual gotera empiezan a hacerse parte de un charco que se encontraba estancado, charco que crece y crece con cada gota que cae hasta desbordar el pequeño hoyo en que se encontraba, deformándose en una masa incontenible que muta en un arroyo y termina siendo un mar que embiste con fiereza imparable. He ahí el primer hecho, las manifestaciones estudiantiles que empiezan a molestar como una espina en la planta del píe al magnánimo Sebástian. Y, todos lo sabemos, las espinas a pesar de ser pequeñas molestan de sobremanera. Al momento de extraerlas se busca aniquilar a la flor que las produce; así es como ocurre la “masacregogica”, neologismo acuñado por los intelectuales de la resistencia para dar nombre a la matanza masiva de profesores hace un año.
Nuevamente, ya no hay tontos que aguanten eso, y el efecto esperado (el de la subyugación vía terror) no ocurre, si no que enciende más la llama de la revolución. Y a falta de aquellos que perdieron su vida por  hacer su trabajo amado, aparecen otros, vienen de fuera, llegan los insurgentes y honran la memoria de los caídos al poner su vida en la línea para mantener vivo el sueño, en palabras de Sammet: “you can´t kill the dream, and killing the dreamer can’t tear it down”.
Caminar hoy por las calles de la ciudad principal ya no es lo mismo, aquí y allá se puede ver en los muros los afiches y graffitis hechos por las jóvenes manos, las arrugadas manos, las blancas, las negras, las pardas, que valientemente violan los toques de queda y a los ebrios guardias durante la noche para transmitir al resto que el carnaval se acaba. El aire está tenso, es sólo cuestión de tiempo y lo hemos visto hace sólo una semana. Ahora hay líderes que guían sin imponerlo, que inspiran sin pedirlo, y han hecho frente al mal con sus mismas armas. Exactamente hace dos días, los cuerpos de un grupo de guardias nocturnos aparecen clavados a vista de todos, castigados por sus perversiones, y en el pueblo hay felicidad, porque aquello que parecía invencible ya no lo parece tanto, lo intocable ha sido manoseado, lo indestructible ha sido trizado. Ya no hay grandes poderes invencibles, ya no hay más miedo y, sobre todo, ya no hay más tontos.
Rabloz, la gaceta de la resistencia, África, XXX de XXX de XXXX.

Este es uno de los tantos que pudimos incautar- declara el oficial mayor- el resto ya ha sido quemado. Aun así, no dudamos de que queden otros en circulación.
Las caras de los integrantes de la mesa de gobierno palidecen ante la crudeza de las palabras recién leídas. No emiten clase alguna de sonido hasta que el corregidor Lord Sebástian, único mencionado directamente en el artículo, se pone a hablar con esa incontenible verborrea que lo caracteriza.
Difamaciones!- exclama sonriente- eso y nada más. Quienes escriben estas cosas no son más que resentidos, subversivos y separatistas. Anárquicos amantes del caos, pero a ellos responderemos, de manera firme, honesta, eficiente y dura.
Me parece que, mi Lord- agrega el sub corregidor- las ofensas e injurias presentes en este medio han de ser castigadas de manera drástica. Permítame sugerirle una búsqueda exhaustiva e inmediata hasta dar con el paradero de todos los culpables. Debemos exterminarlos de una vez.
Usted tiene razón, Lord Hinz-señala el oficial mayor- si me da la autorización, Corregidor Sebástian, desplegaremos una fuerza de contención tal que no habrá agitador que quede en pié.
Sebástian observa la el rostro de su leal lacayo Hinz, él sólo realiza un gesto de aprobación con la cabeza.
Muy bien, oficial- responde el Corregidor- la autorización es suya. ¿La precisa por escrito?
Qué bromista es usted, mi señor- le dice el oficial- acá todos sabemos que su palabra es ley y nadie ha jamás de contradecirla.
Muy bien dicho- contesta Sebástian- es usted un hombre íntegro, sensato y respetuoso. No hay duda de por qué ostenta su cargo. Ahora retírese, es menester que se ponga a trabajar de inmediato.
Con una reverencia, el Oficial Mayor de la policía Imperial de la Colonia Africana se retira ansioso por llevar a cabo su misión. Es la oportunidad perfecta para mostrar su poder y, por qué no, salir de ese pedazo de tierra lleno de negros mugrientos y volver a la capital. Quizá le aguarde un lujoso puesto en la guardia Imperial. Una oficina amplia, con secretaria personal y concubinas a elección. Esa idea sí que lo tienta.
Una vez retirado el sujeto, una mujer perteneciente a la mesa toma la palabra. Su aspecto es el clásico de la “elite”. Con el pelo amarrado en un moño, dorado el cabello, una nariz erguida al punto de alcanzar un gesto de eterna desaprobación por las maneras del otro.
Mi lord Sebástian- inquiere- ¿está seguro que no sería mejor mandar a algún black-ops a realizar el trabajo?
Eve- responde paternalmente el corregidor- no es necesario un black-ops. No en este punto. Debes entender que la patria nos ama a nosotros. Somos sus líderes, sus representantes. Hacemos todo en pos de su progreso, sólo basta lograr que todos lo comprendan. Yo, en especial, soy como un padre y a cada uno los amo. Eso sí, soy un padre severo al que no le importa tener que diezmar a las ovejas descarriadas y traerlas de vuelta al rebaño; un padre al que no le importa atender a un hijo retrasado. Con el despliegue de fuerzas, podremos convencer a la población de que la ley está de su lado, que actuamos rápidamente contra el “lumpen” por su propia seguridad. Sé que confían en mí, estoy seguro del amor que me profesan, nunca han tenido ellos un equipo de trabajo más brillante que esta mesa de gobierno. Hemos sido designados por el Emperador, autoridad máxima a su vez designada por mandato divino, nadie en este mundo puede cuestionar la voluntad del Señor.
Amén- responden todos los de la mesa al unísono.
Amén-contesta Sebástian- ahora, manos a la obra. Hagan circular a través de todos los medios oficiales, rectos, portadores de verdad y esperanza, que el gobierno no tolerará los actos violentistas que unos pocos llevan a cabo en nombre de muchos que no comparten la idea.
Hermosas palabras, señor- acota Hinz- hagamos entender a estos “hojotudos”* que sus líderes saben lo que es mejor para ellos. Ahora, vamos a comer.
Me alegra mucho, mis estimados colegas- continúa Sebástian- que sean tan firmes, responsables, trabajadores y eficientes al momento de asistirme. Y ya que traes el tema del almuerzo, déjenme invitarlos. Iremos al “Tenedor surrealista”.
Dos jóvenes muchachos de no más de veintidós años caminan tranquilamente por las atiborradas calles de la Capital Africana, ajenos a las maquinaciones de la mesa de gobierno, uno Gordo con una mata de rulos mucho mejor armados que los del petulante
Nobi de kintazult y el otro mucho más flaco, de amables y finas facciones; una pareja
______________________________________________________________________ Hojotudos es el termino con el que la elite se refiere a los habitantes de cualquier pueblo rural o campesino, donde se usen chalas u “hojotas”, que son una humilde y practica forma de calzado para las clases que trabajan en zonas calurosas.
bastante poco parecida, al menos en lo físico. Ambos lucen despreocupados y se mueven lo mejor que les permite el caudal humano que corre por ahí. Cientos de
miles que vuelven de sus trabajos, cansados a más no poder, realizan un último esfuerzo para llegar a casa y encontrar algo de descanso en la morada familiar. 
Esta es la weá más conchetumadre que pusieron estos weones, Chelín. La cagan- dice el gordo- este lugar no solía ser así, ¿sabes?
Claro que lo sé, amigo Sabin- responde al que antes llamasen “Chelín”- recuerda que iniciamos nuestro viaje al mismo tiempo y hemos conocido exactamente el mismo número de personas “as well”. Aún así, siempre me cae en gracia cuando olvidas los detalles, así te dejas caer en esos interminables monólogos dirigidos a una audiencia inexistente. Son bastante entretenidos.
Gracias, culiao- responde con sorna Sabin- pa’ la otra mejor me avisas y me quedo piola.
No te molestes, hombre- responde su amigo- recuerda que acabo de deciros que me entretienen.
Seh, seh, seh- comenta agitado por la caminata el más gordo- en fin, como te decía, el lugar acá antes funcionaba bastante bien. Había carretas y el tipo de trabajo desempeñado permitía a las gentes no laburar muy lejos de sus casas y weá.
Chelín, cuyo nombre es en sí Marcelo Luigias y no “Chelín” o “Chelo”, sólo sonríe mientras su camarada comienza a disparar palabras, olvidando lo que acaba de decirle.
Esta chuchada de sistema de “transporte público”, que de público tiene lo que yo de Brad Pitt -continúa- no es más que una excusa para obligar a los ciudadanos a pagar por algo que antes era gratis y sólo beneficioso para ellos: su trabajo.
Pues así están las cosas, profesor Fígaro- le contesta Marcelo- ¿harás algo para cambiarlo?
Sabin se le queda mirando un segundo para luego comenzar a reír estrepitosamente, arrugando todos los músculos (y grasa) que su cara le permite.

Hace tiempo ya que no me llamaban así- le dice a Marcelo- pero ya debo re acostumbrarme. Los niños en el albergue ya le tomaron costumbre a lo de decirme profe. Aunque “profesor” no está nada mal. Es como con el ‘pelao Xavier, ¿te acuerdas?

No hay forma de que pueda olvidarlo, amigo- responde Marcelo- ese sí era un buen hombre.

Y que lo digas- sentencia el gordo- ¿quién pensaría que iba a terminar de esa forma? Vuelto loco por meterse en la mente de Bardiel ebrio... la weá culia po, weón.
La conversación se ve interrumpida por la llegada de un bus, al cual un tropel enorme de gente intenta subir una vez abiertas las puertas.
Ya weón- indica Sabin a Marcelo- seguimos conversando arriba, ahora, pierde toda consideración que si no llegamos tarde y nos van a pichulear.
Los dos se mueven apenas entre la multitud y logran entrar, quedando aplastados contra el cristal de una puerta bastante chafa.
E..ssto…ooy muy aplastado-comenta Marcelo a duras penas- benditos buses.
Maricones los buses culiaos, querrás decir- responde su amigo- además, la weá puede ser peor, piensa en la gente que tiene mi culo en su cara ahora.
El resto de los pasajeros mira y uno o dos que se encuentran presionados por la humanidad del ruliento asienten silenciosamente.
Aparte-prosigue el gordito- los maricones de verdad son esos weones del gobierno culiao, que siempre están cagandonos más a todos.
El silencio que sigue a los comentarios de Sabin es bastante incomodo, una vez más el muchacho ha hecho uso de su “super poder”, el que consiste en lanzar un comentario inapropiado en el peor de los momentos. La gente está entre muerta de miedo y algo agitada por unos sucesos acontecidos unos días atrás. Se han hecho varias movidas contra los guardias de la ciudad, ninguna lo suficientemente audaz, pero aun son cosa novedosa.
Sabin- le dice el muchacho flaco por lo bajo- no es momento de esos comentarios.
¿No ves que la gente sigue confundida?
El gordo trata de disimular una sonrisa de “la cagué”, muy típica en él, pero sigue disparando.
Pues que dejen de estar confundidos- agrega- mejor tomen el peso a lo que está pasando y caigan en cuenta de que no son los únicos weones chatos de la mierda de organización que tenemos.
O te callai’ o te bajo del bus, comunista de mierda!- grita el chofer desde el volante- para el leseo, pendejo.
La cara del joven aludido se torna de color rojo, invadida por la ira, pero su amigo es rápido en contenerlo y el asunto no pasa a mayores.
El trayecto normal que hacen los muchachos desde el centro hasta los “barrios bajos” les toma generalmente unas tres horas.  Ya cuando han pasado dos, les es posible sentarse. El grupo de personas que se encuentran en el vehículo ya es bastante reducido en comparación al anterior. Ello, aun así, no es excusa para que todos los asientos se encuentren vacíos. Al contrario, no hay uno solo de ellos sin ocupante.  De pronto el bus se detiene, un asunto poco usual, ya que todos los que lo toman a esa hora suelen ser los mismos y las caras son familiares. Nunca hay paradas a medio camino. A pesar de ello, el chofer detiene la máquina y tres extraños sujetos suben sin siquiera detenerse a dar una excusa por no haber pagado el pasaje. Los tipos caminan con paso desafiante, miran feo a todo mundo y este retira la mirada presa del pavor. Los conocen, saben quienes son y lo que pueden llegar a hacer si se les provoca. Se depositan al final del bus mientras encienden sus celulares para, con todo el volumen, dejar sonar unos espantosos intentos de melodía. Sabin y Marcelo ya saben lo que se les viene;  los sopaipas están ahí.
Estos conchesumadres- maldice el gordo- ¿cómo chucha aumentó tanto el número en tan poco tiempo?
Ambos sabemos la respuesta, mi querido Sabin-susurra Marcelo- el gobierno los está trayendo a montones. Así mantendrán a la población atemorizada. A nadie le gusta tener a estos malignos seres del abismo cerca.

Los sopaipas descargan comentarios en su dialecto poco fácil de entender.
Oe, washo ta wa entera e vovi- balbucea uno- se la cantai na washa kea entera ready con el quetejeidi al choque.*
Los tipos, como ya hemos dicho, se encuentran atrás. Lamentablemente, también lo está un pequeño adolescente que, desconcentrado por la música que escuchaba a través de sus audífonos, no se dio cuenta de lo que pasaba. El gran vehículo de transporte hace una parada obligatoria y el chico se ve forzado a tratar de pasar por entre los sopaipas. En el intento, uno de ellos le arrebata el reproductor de música de las manos mientras el otro se aferra a su mochila.
Oye, déjame- reclama el muchacho- esas son mis cosas.
Enchrega toa lah wah, mono cochumare- grita uno de los tipos- paha too no máh, na e wea.
El pobre muchacho trata de resistirse, pero los dos tipos son fuertes a pesar de su mal nutrida contextura. Los ojos del chico se mueven rápidamente de un lado a otro, buscando una mirada amiga que preste auxilio. Nada, el gentío prefiere evitar el riesgo de ser ultrajados por un sopaipa. Son tiempos riesgosos… ¿quién puede realmente culparlos?
Iiiia, loyi kuliao- dice el que parece líder de la banda- mehor eshrega too y te ajai al toke, shushetumare, o te oh a apuñalahte.
Acto seguido el horrible ser extrae una cuchilla desde su bolsillo trasero, mueve la mano amenazante y la pone en la garganta del aterrorizado niño africano.
Tay vio, mono kuliao… mih kushai? Somoh entero vio, loh mah rankiao, uhteeeh son negroh entero feoh sin briyo pal ah beyakaa.
Por… por favor no me mates, no me hagas daño. Son mis cosas, he trabajado por ellas. Necesito mi mochila para ir a la escuela. Por último déjate el reproductor.
Aaaahh, mono kulia pao – agrega otro de los sopaipas-  poh logi te oy a kitahte toa la wah…
El tipejo no alcanza a terminar su frase… una sombra sigilosa se ha puesto a su lado, la cuchilla que hace un segundo se encontraba en el cuello del escolar ahora ha encontrado su lugar en la garganta del sopaipa.
La sangre mana a borbotones y el cuerpo sin vida del sujeto cae regando el piso con la negra sustancia. Así es, la sangre de estas criaturas es negra y corroe lo que toca. El metal de la micro se empieza a carcomer en los sitios donde ha caído.
Apártate, muchacho- indica Marcelo con mirada sombría- ahora ustedes, mal educados, den un paso atrás y devuelvan a este muchacho sus cosas.
Un poco más lejos Sabin mira la escena divertido.
Weón, ¿puedo hacer algo yo? – pregunta a su amigo- digo, pa’ no quedar de paja acá.
Tranquilo- le responde el otro- conmigo basta y sobra.
Marcelo describe un rápido movimiento de sus manos y con sorprendente fuerza arroja a los flaites restantes por la puerta del transporte. Eso sí, estos presas del pánico ya habían devuelto sus cosas al muchacho africano.
Muchas gracias-le dice éste- de no ser por usted no habría podido ir a la escuela mañana, no nos dejan entrar con las cosas en la mano.
Serán weones-grita Sabin desde su asiento- no importa donde y cómo lleves tus weás, lo importante es el conocimiento y las ganas de aprender… puros sacoweas no más administrando las escuelas.
De nada- sostiene Marcelo haciendo caso omiso de su camarada- mejor te bajas ahora muchacho, o puede ser que el bus siga y hayas de caminar mucho más para llegar a destino.
El jovencito baja deshaciéndose en agradecimientos para el flaco Marcelo. Él, a su vez, vuelve al asiento que comparte con Sabin.
Esto es ya el colmo, mi querido amigo- le dice- debemos actuar pronto si no queremos que el gobierno fortalezca más sus filas… creo que con lo visto hoy no queda más remedio que ponernos en movimiento.
Mish- responde el gordo- que ya te hayas hartado tú es cosa seria, weón. Pero me parece que estas cosas no hemos de discutirlas en el bus, recuerda que hay sapos por todos lados.
El trayecto sigue de lo más normal hasta que nuestros amigos deben bajarse. Una vez hecho comienzan a caminar por un trayecto de tierra en medio de la nada. Se encuentran en lo que podríamos llamar “campo-campo”, árboles, algo de pasto, mucha tierra y nada más. Luego de unos quince minutos de caminata (la que siempre disgusta mucho a Sabin) los héroes encuentran su destino… un edificio más o menos grande hecho del material más humilde posible: adobe.
Aaaahhh, hogar dulce hogar- sentencia Sabin- menos mal wn, espero podamos comer y pegarnos una siesta, los weones del bar me maletean trabajando.
Sabin- señala marcelo- no creo que debamos volver a nuestros trabajos mañana.
Vaya- le responde el otro- así que de verdad ibas en serio… “in that sense”, tenemos que decirle a Pollo y al resto apenas podamos.
Eso será ahora, amigo- continúa Marcelo- el momento es propicio, la providencia ha sido generosa con nosotros; mira.
El muchacho extiende un periódico hacia su compañero, el cual lo mira con detenimiento para luego sonreír.
Dura represión contra los insurgentes ideologizados- lee con sorna- mañana discurso del corregidor en la plaza pública para calmar los corazones de su amado pueblo.
Ah que tenemos suerte, ¿no? En todo caso- insiste Marcelo- ello explica el número creciente de sopaipas en la última semana.
Marcelo… mejor haces la llamada… y nada de mencionárselo a los niños.

Los jóvenes hacen su ingreso a la casa para ser recibidos por un tropel de pequeños africanos.
Ehhh, llegaron- grita uno- más lo que se demoraron.
Hay que trabajar pa’ que la casa funcione poh, enanos! – le responde Sabin- dennos cinco minutos y jugamos ps3 un rato, ¿ta’ bien?
Fuck yeah!- responden a coro los niños.
Excellent! Now, vayan a webear a otro lado, jaja.
Los niños ríen sabiendo que el comentario es hecho con cariño.


En un lugar más apartado, un extraño grupo de sujetos lleva a cabo una especie de conclave en uno de los salones del palacio del corregidor.
Todo ha salido de maravilla, Faifus, su excelencia estará más que resguardado mañana en su discurso. No hay forma de que un atentado tenga lugar y, además, nos encargaremos de dar una presentación de lujo a los lugareños. Así nadie se meterá con nosotros… te amo tanto.
Sé que me amas, Pidgeon- responde el tal Faifus- confío, cachai? En que todo saldrá bien, soy lo suficientemente pulento y cool como para que no salga mal.
Sí que lo eres- le responde la mujer- eres lo máximo, lo mejor que he visto.
Ya cállense ambos!
El fuerte grito proviene desde un rincón, quien lo prolifera es un sujeto vestido estrafalariamente. Se puede ver todo cortado, lleno de cicatrices, muchas cadenas pasan por sus bolsillos y tremendas púas de metal negro adornan sus hombros y muñecas.
Su comportamiento social- señala- me repugna. Son tan de la sociedad que me dan ganas de eliminarlos… aarrrghh, sociedad maldita te odio. SOCIEDAD, SOCIEDAD, SOCIEDAD!
Calma el arranque, perro- sentencia Faifus arreglándose un intento de cola de caballo grasienta- no ves que enturbias el ambiente, viejo? O sea, no eres tan cool como yo, y me bajas el rating actuando así.
Qué mala vibra, Folckriss- agrega la muchacha llamada Pidgeon- cuando todo nos está saliendo tan lindo, sobre todo a mí.
Ah sí?- inquiere Folckriss- por qué todo tan lindo? La lindura y esas weás son cosas de la sociedad, no me interesan. Lo único que me importa es la chance que tengo para crear caos, caos, caoooooos!
Los tipos no pueden seguir discutiendo, la puerta se abre y otra pareja hace ingreso.

Aaah, mis compañeros- señala sardónica otra mujer- todos juntos en el encantador continente africano. Esto y la arena en mis vestidos de diseñador sin duda hacen de mi velada algo mágico.
Pero weónn- apunta su acompañante- dijishte que la arena no te gustaba, wuuuuuu.
León… Yess- dice Folckriss- dos espinas más en mi angustiado corazón anti social. Podrían haber mandado un perrito por último.
Con los cinco personajes juntos ya tenemos una escena mejor formada.
Yess mira a sus compañeros y comienza una especie de discurso:
Bajo y gordo, con el pelo liso y los rasgos achinados, Faifus lengua tranfu, el diplomático estratega. Delgada, con todas sus partes muy finas, una armadura reveladora y botas de mithrill, Pidgeon bipolaris, las piernas definitivas. Tu porte y gallardía caóticas, Folckriss, la entropía hecha carne. Tez morena, despreciable pero útil, porte bajo, todo un rotoso… León, maquinador y torturador… el hombre más rico en recursos. Y yo… Yess Twin, la seductora de la oscuridad, aquélla con que tu corazón sueña y por la que desesperas; la hechicera del hades. Al fin! Los cinco cuaticos juntos en África, aunque sólo por un tiempo.

No sé por qué te gustan tanto este tipo de presentaciones al aire- vocifera folkcriss- no hay necesidad de introducirnos, nos conocemos muy bien… además no hay audiencia, sólo estamos los cinco. Esto no es una película, sabes? WEÁS SOCIALES INÚTILES! Mejor dínos cómo van las cosas para el plan maestro. Supongo que vienes de allá.
Sí, cuéntanos, porfi- agrega pidgeon.
Pero weóoon, tranquilos- responde León- laz cozaz a zu tiempo, wuuuuu.
Ya poh, zorrón- se mete Faifus- cuenta la cosa poh, perrín.
Ok, esos menesteres son los que quería tratar acá-señala Yess- dado que, por el bien mismo del plan- no estaré mañana presente en el discurso de Sebastian. Aunque sé que ustedes no tienen necesidad de mí para encargarse de un manojo de terroristas comunachos anti imperio.
Qué bueno que lo mencionas, niñata malcriada- apunta Folckriss- dicen que entre esos terroristas hay un ninja… y otro que hace de las suyas con una gran “F” pintada en su chaqueta. No será que escuchó los rumores y se va por eso, señorita Twin?
Yess Twin escucha atenta las palabras de Folckriss; su rostro que generalmente guarda la compostura parece luchar por mostrar alguna mueca de odio. Aún así esto no ocurre, la mujer recupera su temple y se hiergue en todo su porte.
Bah,- comienza- los rumores se los dejamos a las viejas comadronas, sabes que no huyo nunca… de nada.  Simplemente mi presencia es requerida en otro lugar, he de hacer contactos para el plan… mira lo que mis movimientos han conseguido.
Yess se acerca a una mesa y deposita una hoja con un mapa en ella. El resto se acerca y se reúnen en torno a la dichosa hoja para mirar mejor… se mantienen en silencio por unos segundos hasta que éste es roto por Pidgeon.
Yess… esto es brillante. El detalle de esto, podemos romper los cristales, seríamos indetectables. Ni la magia del de los lentes podrá con nosotros… aaaaayyyy!
No hay necesidad de resaltar ello- contesta Yess- nuestro espía está logrando un trabajo maravilloso.
Caos, caos… o sí, hermoso caos, ni sabrán lo que los golpeó, uajajaa.
Señores… el más grande golpe que jamás se haya dado a aquél despreciable lugar será perpetrado por nosotros, los cinco cuaticos, el caballo de batalla del imperio- anuncia Yess pomposamente- pasaremos a la historia como quienes permitieron la unificación del mundo bajo el admirable gobierno del hermoso Caezar.
Loco, esto es bacán, perro- argumenta Faifus- ahora sí que la hicimos. Qué pena no tenerte con nosotros mañana, te merecías una quema de hippies terroristas, nos la pasaremos como si estuviéramos en K-masú, sí.

Prefiero guardar mi sed de sangre para el final, faifus- responde Yess- lo que quemaremos en unos meses será mucho mejor que lo que ustedes tendrán por festín mañana. Una vez logre mi cometido, nadaremos en la roja marea del liquido vital de los sucios! Pero aún falta tiempo…




Volvemos a la pequeña morada de adobe en las afueras de la capital Africana.  Sabin y Marcelo se encuentran acompañados de dos personajes que ya hemos conocido anteriormente.

Me dices entonces, pollo- señala Sabin- que está todo, pero todo todo todo todo toooodo listo y la conchetumare?
 Pollo mira a su amigo por unos segundos con cara de loco y responde: ahora o nunca, goordito.
Marcelo asiente con la cabeza y una pequeña sonrisa se puede ver dibujada en sus labios casi de niña.
Well… if everything’s set up- agrega el gordo- me parece que se armó. Aún así, alguien debe quedarse con los niños.
Sabin- agrega otro muchacho que viste toga- de eso ya nos hemos ocupado, te digo que esperábamos una oportunidad y esta es la mejor.
Ok, Pablito- responde Sabin- mientras los niños estén a salvo.
Pareces pedófilo, Alfonsito- interrumpe Pollo con la cara aún más desquiciada.
No me digay “Alfonsito”, taldo reconchetumadre- responde enojado Sabin.
Aaaay, yep! Nunca más, gaaajajajjaa.
Sabin recupera la calma y pasa por alto el asunto.
Amigos míos, mañana damos el todo por el todo- comienza el muchacho en uno de sus clásicos discursos exagerados y raramente tomados en cuenta por el resto- el climax de nuestra lucha de años, de subterfugio, esa guerrilla casi mezquina… TODO! Se decide mañana… “VRYHEID VIR AFRIKA”!* “VRYHEID OM DIE WERELD”*!!


La tarde africana está diferente, sujetos ataviados de pesadas armaduras patrullan la ciudad en números nunca antes vistos. Son miles y miles de soldados imperiales enviados directamente por orden de Caezar mismo para vigilar el discurso del corregidor y, de paso, contener la amenaza rebelde de una vez por todas.
La plaza pública se encuentra llena de gente, se ha dispuesto un palco muy engalanado donde las figuras del gobierno se encuentran sentadas. Están claramente asqueadas de la muchedumbre pero lo disimulan bajo cínicas sonrisas.
Un heraldo sube una pequeña escalinata conducente a un podio de oro, una vez allá, se aclara la garganta y anuncia a la multitud:
Lord corregidor Sebástian Piñurra Echeñikus, primero de su nombre, se dirige al estrado para comunicar noticias de bien a sus súbditos.
En ese momento, la figura del corregidor se hace presente. Camina con paso lento y una sonrisa idiota le cruza el rostro. La gente lo odia, pero más lo teme y por tanto se abstiene de abuchear.
En esa misma multitud se encuentran tres personajes encapuchados. La gente los mira con cuidado y no paran de preguntarse como alguien con capucha fue capaz de pasar la vigilancia férrea. Dudan de que sean rebeldes, nadie sería tan obvio de acudir encapuchado para causar agitación a una presentación del gobierno en público y, de paso, robarse una clásica escena cliché digna del Robin Hood de kevin Costner. Nadie en el planeta sería tan tonto.

Mis amados hijos- senténcia Sebástian dando inicio a su discurso- es un honor, un privilegio, una maravillosa experiencia, estar aquí entre ustedes. De manera responsable, solida, firme y comprometida, he decidido realizar la cuenta anual de mi gobierno acá, para mostrar a todos que no hay nada que temer. Sé que muchos de ustedes se encuentran preocupadísimos por los hechos que han estado aconteciendo, hechos que han sido perpetrados por una minoría que no busca más que le caos y el daño para con los suyos. Déjenme  decirles que mi gobierno no tolerará el abuso ni el comportamiento impropio…

Linda la weá, conchetumare!
El mundo parece detenerse para todos los presentes, las miradas de la multitud se centran en las ahora dos figuras encapuchadas. Una de ellas ha atacado verbalmente al corregidor en su propia cara. Antes de que este pueda replicar algo, una rápida sombra se cierne tras él mientras un kunai se deposita en su garganta, amenazano don cortarla en cualquier momento.
Los soldados se empiezan a movilizar rápidamente hacia la escena.
Sabes, viejo de mierda- dice uno de los encapuchados- mi amigo allá hace mucho rato que tiene ganas de hacerte callar para siempre. Creo que el paraíso se daría lugar en esta tierra si weones como vos no existieran más. Hablas de no tolerar abusos ni comportamientos impropios. Pues bien, qué me dices de los muertos? Qué dices de las niñas y niños violados? Qué hay de los abuelos masacrados y las familias destrozadas?
Africa, la pachanga se acaba ahora, para siempre… no más!
Un grupo de cuatro corpulentos soldados que se encontraban más cerca han desenvainado sus espadas y con gran velocidad apuntan a mitad de carrera contra la cabeza bajo la capucha. Antes de que puedan llegar, cuatro rayos caen del cielo completamente despejado. Encuentran su lugar en las brillantes armaduras y los tuestan ipso facto.
Rufianes- brama el corregidor- no vengan a mí con discursos de decencia. Mostrad la cara, cobardes! Quienes son!
El encapuchado retira sus vestimentas y deja su rostro y cuerpo expuestos. Con lentes a lo Ozzy Osbourne cubriendo los ojos, el cabello lleno de rulos, abundante la panza y con una gran “F” tinta en rojo sobre la espalda de su chaqueta, Sabin “Gotilla” Fígaro se muestra ante su adversario. Lo mismo hace el otro encapuchado. Con los brazos descubiertos mostrando la musculatura,  una prominente nariz, barba de candado y la insignia de “Metallica” cruzándole el pecho, Pollo está ahí.

Jah, que quienes somos- grita fígaro- somos la voz del pueblo al que tú llamas hijo, somos la espina en el zapato de los hijos de puta; somos la cumbia, somos la fiesta… BITCHES!!! PARTY IS HERE!!!!!

miércoles, 19 de octubre de 2011

Capítulo XIV “jugando con fuego”



Conchemimadre que tengo frío,  weón- reclamaba el pelirrojo- montañas culias!
Usted quería audiencia, así que nada de reclamos- le respondió el soberano de Fígaro- aunque, en todo caso, da lo mismo. En unos minutos desearás sentirte así de helado.
Puro metiéndome miedo, Tío- dijo Walter- puuta la weá.
No conocía ésta parte- señaló Bardiel cambiando el tema-  y eso que no es primera vez que vengo a webear por sus tierras, Tío.
Obviamente a nadie se le ocurriría venir hasta aquí-respondió Oso- bueno, tal vez a ti.
Se encontraban a unos cuantos kilómetros de la ciudad, en las alturas de la cordillera que pasa por la ciudad de Fígaro. Habían invertido toda la mañana en subir luego de haber salido por la parte trasera de la metrópolis. Ya ahora, siendo medio día, se encontraban parados conversando mientras Tío inspeccionaba los alrededores con la mirada.
Por acá, ahora lo recuerdo- gritó pensando que no lo hacía- por el camino azul.
En efecto, el trío de muchachos pudo ver una delgada capa de hielo azul que parecía libre de nieve. A diferencia del resto del paisaje, ese pequeño corredor que de la nada se hizo visible, carecía completamente de cualquier rastro del blanco producto del cielo. Además, tampoco se veían las pisadas de animales montañosos, como los amigables Yeti o Susan Boyle que tenían todo el resto del terreno marcado.
Sigan ese camino- les señaló el Rey- y encontrarán lo que buscan. Yo no los seguiré, pues hay muchos menesteres que debo atender, chiquillos.
Ya, vale Tío- agradeció Walter- Nos vemos allá en el castillo apenas nos desocupemos.
Más les vale que vuelvan en una pieza, no importa qué, siempre mantengan el tono de respeto- les advirtió Tío- no se salgan del protocolo y, por ningún motivo, los hagan enfadar.

Oso asintió con la cabeza al tiempo que Walter y Bardiel le daban un sí rotundo. Los tres se pusieron en marcha y dejaron a Tío Figaro, quien los miró por un rato hasta que se perdieron de vista por el camino azul.



¿Cómo se llama este juego, Kanna?- preguntó Kammy a su profesora.
Ajedréz, weón- le respondió ella- es un juego de estrategia en el cual debes usar la mente de la forma más ágil posible. Cada pieza cumple una función y tiene ciertas libertades y restricciones que otras no. Es decir, los tipos de movimiento que pueden realizar para desplazarse por el tablero varían dependiendo de cada una. El objetivo del asunto es proteger a la pieza llamada “Rey” y, a la vez, lograr eliminar a la pieza del rival.
Anda- dijo el  muchacho- ahora me queda un poco más claro. Pero bien, me parece que es más entretenido jugarlo que mirar.
Eso pasa- dijo la Inffamm- porque aún no entiendes la naturaleza de este juego y lo complejo de la partida que estamos observando.
-¡Jaque y mate!
Conchesumadre- gritó Marco por sobre el público que se agolpaba a mirar- Figarenses y sus cosas!!
El barrendero que acababa de ganarle soltó una carcajada y le palmeó la espalda, sin que ello significase que estaba siendo condescendiente o burlón.
No te preocupes, hijo- le decía- me diste una batalla estupenda. Hace años que no me ponían tan en aprietos como tú.
Es cierto- dijo un hombre de terno entrometiéndose- yo he jugado con él por años y jamás he conseguido vencerlo.
Acá sí que les gusta esto- le dijo Kammy a kanna por lo bajo- teniendo en cuenta la imagen que se le ofrecía: la plaza pública de Figaro, adornadas en mithrill y nacár las bancas, con árboles tan altos que parecía que el sol reposaba sobre sus copas. Esta era el centro de la vida social de la Capital, siempre había gente y con ellos siempre había risa.
Kamy se deleitaba admirando las costumbres de los nativos. Veía parejas de ancianos conversando en las bancas, fumando sus pipas y carraspeando al recordar tiempos mejores. Una profesora llevaba a un grupo de niños enseñándoles los nombres de los árboles, mientras ellos saludaban a quien quiera se les cruzase con un gran y único hola, enseñando la mayoría los dientes a medio salir o los labios pegoteados con caramelo.
Un hombre con escoba en mano conversaba con el juez de garantía de la ciudad (Kanna le había dicho quién era) sobre cómo la ley podía, en algunos casos, atentar contra la naturaleza misma de la humanidad al imponer reglas que coartasen los instintos básicos del ser. Al menos, eso es lo que Kammy había logrado oír y le sorprendió, básicamente porque en su tierra natal los jueces y hombres bien vestidos no hablaban con cualquiera sque no fuese su misma condición y, mucho menos, con alguien que se dedicase a limpiar los suelos.
Es lindo acá- le dijo a sus amigos- nada que ver con donde yo vivo. Me pregunto, ¿cómo lo habrán conseguido?
El sistema educativo de Fígaro- le respondió Kanna- se basa en la idea de que el conocimiento debe estar al servicio de todos como herramienta, no como fin. Además de que se parte desde la premisa que todos los sujetos son iguales y cuyo único deber de nacimiento es ser libres en todo el sentido de la palabra. La libertad, decía siempre un amigo mío citando a Sartre, puede librarnos de todo menos de ella misma.
Creo que me mareé- terminó diciendo Kammy.
Mejor aprovecha- le dijo Kanna- la ciudad es encantadora, ve a recorrer y sácale el máximo provecho.

Kamy se fue feliz a recorrer el lugar, pero no sin antes notar que cuando su maestra le hablaba parecía sudar.

¿Cuánto?- preguntó Marco al ver que el novato se había marchado.
-Más que la cresta
- Vamos a por Matheo
- Me parece, weón, me parece.



A medida que avanzaban, el frío se reducía de forma drástica. Primero se fue alivianando de a poco, hasta que llegaron al punto en el que sintieron calor. Asombrados veían como el hielo que pisaban no se derretía a pesar de la temperatura que ahora los tenía sólo en camisa a los tres.
Mmm Rara esta weá, weón- dijo Bardiel- ¿qué chucha le pasa a este lugar? Se supone que estamos en una cordillera súper helada que congela hasta los huesos.
Pero acá no po- dijo Oso- mejor sigamos no más.
Bueno, Oso maraco- le dijo bardiel.
Igual te amo- respondió Oso.
Bardiel le guiñó un ojo y le respondió: sí sé que lo haces, Osito mío maraco conchetumadre, weón fleto!
Ya paren la weá los culiaos- dijo Walter con su típico tono de voz- me estoy poniendo nervioso.
Aquello sí que es nuevo- le dijo Oso- el gran Walter poniéndose nervioso. Si esto y el hecho de que te comes los mocos se llega a saber, la reputación se nos va a la mierda.
Te digo que no me como los mocos, weón- le reprimió el Reed- esas weás las sueñas.
Nah- contestó Oso- no las sueño.
Eeeehh…chiquillos- dijo Bardiel- ¿qué chucha ese hoyo?
El maestro de lógica ilógica apuntaba su dedo hacia el final del camino. Allí,  en una roca, había un hoyo. No importa cuánto intentaran, desde fuera no podía verse cosa alguna.
Me parece-dijo Walter-que ese es el lugar.
Vaya… una entrada al final del camino- dijo Oso sarcásticamente- quién diría que nos meteríamos en algo así.

La Biblioteca de Figaro es una de las más grandes de la Unión y la más frecuentada. En ella se puede ver a todo tipo de individuos revisando los pesados tomos que se encuentran habilitados para todo aquél que desee hacer uso de ellos. La estructura es completamente de hermoso mármol, siendo diseñada así para prevenir que el edificio se incendie.
Kanna la Inffamm está sentada apretando los dientes. Marco de Gales se encuentra a su lado y el pequeño doctor Ill saggio  le revisa las manos.

Grave, gravísimo- vocifera atrayendo las miradas y “shhh” del resto de los lectores- esto está yendo demasiado lejos.
Los “shhh” se hacen más recurrentes y los tres se ven obligados a salir. Ya de vuelta en el mundo exterior, se encaminan hacia la plaza y se asientan en un área verde.
Como te iba diciendo- señala Matheo- lo que puedo percibir aquí me pone los pelos de punta. No puedo ni imaginar el dolor que portas en este momento.
No es para tanto- le responde Kanna trabajosamente- yo creo que mejor me pongo pijama y me acuesto en el palacio.
Kanna, esta weá es seria- le dice su amigo Marco- yo no soy médico, pero sí mago y puedo percibir las energías de las que Matheo habla. Son oscuridad pura, la anti-esencia misma. Vieja, esto te está…
¿Qué?- pregunta la bella asustada- ¿qué weá?
Te está carcomiendo el alma- sentencia Matheo, sin nada de anestesia-   he logrado restringirla lo más que he podido. Sin embargo, este tipo de maldición trabaja en base a un sistema de proximidad. Mientras más activo y cerca se encuentra el autor, mayor es también el efecto. Debo decir, por mucho que me pese, que se me ha permitido mantenerla a raya por decisión del artífice mismo.
 El rostro de Kanna se ensombreció presa de preocupación y miedo. Siempre pensó que Matheo  y su propia fuerza de voluntad la mantendrían bien, que podrían ayudarla a convivir con aquel mal del que era víctima.
-Todo.. Está… ¿estoy perdida?
-No, amiga, soy el mejor médico mágico del planeta, sólo me queda trabajar más duro. Marco, ayúdame.
Ok- responde el De Gales- manos a la obra.

Kanna no entiende lo que pasa, sólo deja que su amigo le tome las manos y, con los ojos cerrados, comience a susurrar. La sensación de calor le recorre los brazos y viaja hasta su corazón. Es magnífico sentir lo que ella está sintiendo ahora, cómo el dolor se va. Aún sí, se preocupa porque puede ver a Matheo con el rostro gris y sudando copiosamente. Marco pone sus manos en los hombros del doctor y comienza también a susurrar. Le está prestando energía. Los curiosos se amontonan alrededor, pues la sensación de pureza y calor invade el aire y los atrae… todos siempre buscan volver al estado natural, a la esencia misma de todo lo que es. Son como polillas revoloteando alrededor de un farol.
El dolor se va por completo y, desde la muñeca a los nudillos, aparecen vendas que cubren toda la zona ya descrita. Son blanquísimas y se han llevado el dolor. Aún están calientes. Matheo deja de susurrar y cae de rodillas.

Eso-dice- sí que fue agotador, pero es también el mejor trabajo que he hecho en años… wiiiii.
Tenías que darle tu toque maricón- responde Kanna, sin ocultar su alivio- pero gracias, viejo. Gracias a los dos.
No hay de qué, siempre es bueno para un médico llevar su disciplina a nuevos desafíos.
La gente nunca entendió qué pasaba allí, y terminada la curiosidad, se dispersaron.

Tengo sólo una duda- añade la Inffamm- sí dices que esto trabaja en un sistema de proximidad, ¿no debería significar que…?
Nada, Feña- la interrumpe Marco- nada de nada. Ahora mejor, separémonos, vete al palacio y descansa.
Entiendo, weón- concuerda su amiga y  los tres toman direcciones opuestas. Ella va a paso lento, no es que esté cansada como Matheo, pero necesita hacer pensar eso a la persona que la sigue.


Oooo,weón está súper oscuro, no veo una mierda- dice Bardiel- más encima, hace ultra calor. ¿Cuánto rato llevamos bajando?
Como veinte minutos- responde Oso- y creo que aquí se acaba.
-¿Y por qué lo dices, perra?
-Porque Walter ya llegó a tierra firme y estamos separados por pocos metros de él.
Uooo- exclamó Walter- el centro de la montaña. ¿Cómo es que puedo verlo si hasta hace poco no había ni una weá de luz?

En efecto, Walter podía ver un amplio salón cavado en la piedra misma, con los minerales resaltando y como si fuese iluminado por la luz del sol. La estancia parecía interminable y los ojos de los muchachos no alcanzaban a vislumbrar el final de tan magnífica sala de estar.

Bardiel y Raul logran dar alcance a su amigo. Los dos también están maravillados con la escena, pero no se atreven a hablar por un par de minutos. Bardiel es el primero que rompe el silencio.
-          Y¿ ahora qué, Walter?
-          Supongo que decimos álo
-          ¿no se te ocurre nada mejor?
-          Nope.
Walter Reed, presidente del consejo superior, saca el vozarrón para llamar a quienquiera hayan llegado a ver a dicho lugar y un gran “Aloooooooo” hace eco en las paredes de la montaña.
De pronto, el lugar entero comienza a moverse. Todo retumba como un gran temblor, pero los tres hombres, valientes cada cual único en su tipo, se mantienen firmes a la espera de lo que vendrá. Un batir de alas se deja escuchar, seguido por sendos rugidos que contribuyen más al bamboleo del terreno. Desde los lugares más recónditos de la montaña misma. Cual si fuesen el fruto materno de las entrañas de tierra empiezan a aparecer; majestuosos, hermosos y misteriosos, tremendas las criaturas del principio de los tiempos, rojos, azules, dorados, con afiladas garras y largos cuellos se dejan ver, luego de mucho tiempo sin que el ojo humano se posase sobre ellos.
Dragones-dice Oso- que… Bellos.

Los dragones comienzan a escupir fuego hacia arriba y obligan a los muchachos a cubrirse la cara. Se posan en el suelo a modo de semicírculo, como formando un anfiteatro.
Las llamas que salen de las fauces de los recién llegados comienzan a provocar una sensación de pesar. Tío se los había dicho ya anteriormente.
Ahora entiendo- les dice Walter- la pureza de sus llamas. Siento como que se me drenan las fuerzas. Juanpa, danos soporte en línea psíquica. Activa T.S, Oso, tú ayúdame con esto… libera la mayor cantidad de energía que puedas. Sólo no dejes que te mate.
Eso ni tienes que decírmelo, Walter- le responde su amigo al tiempo que saca tres floretes de la nada. Los entierra en diferentes partes formando un triángulo que parece protegerlos.
Los floretes- dice- servirán como antenas receptoras de mi energía y la tuya. De esa forma podremos soportar el calor de sus llamas y canalizar nuestro poder en sobrevivir, mientras Bardiel nos conecta con ellos.
Me siento menos pesado- dice Walter- al menos ahora tengo una sola dirección en la cual mandar mi energía. Bien hecho, Oso, así conservamos nuestras almas.
Psé- dice Oso- cómo va el T.S, Bardiel.
Tamos en línea, maracos, tamos en línea.

 Ya acomodados todas las majestuosas bestias, se puede ver como el anfiteatro en el que se han dispuesto dista de ser un semi círculo. Hay un vacío en el medio que pareciera  están reservando. La tierra tiembla una vez más, mucho más que cuando la cofradía de dragones se hizo presente. Es como si un ejército mayor al que se encuentra presenta caminase en dirección a ellos. De pronto, la presión existente en el lugar es insoportable y los floretes parecen doblarse ante ella.
Conchemiimadre- dice Walter con dientes apretados- se me había olvidado…
Tenemos que resistir- dice Oso- mis floretes no aguantarán mucho rato, hay que hacerla apresurarse.
Le daré alcance al que nos importa- señala Bardiel- crearé un canal especial para nosotros.

Antes de poder seguir hablando, la presión aumenta y les tensa más los músculos del cuerpo. Por el espacio ven aparecer una figura; una cabeza para ser preciso, la cabeza de otro dragón. Sólo esta cabeza triplica el tamaño de los cuerpos de los otros. Sus ojos son negros y lleva cuernos dorados. Sus facciones son completamente serenas y mira fijamente a las visitas, exhala fuego por las narices. Llamas del color del sol, nunca antes vistas e imitadas, únicas para él. Luego de un momento parece reconocerlos.
 Las paredes de sus mentes retumban con el estruendo que se hace presente en ellas.
Jóvenes de la academia-dice el dragón gigantesco- el soberano de Fígaro nos hizo saber que veníais. Les pediré que abran el canal, mis súbditos han de saber de cada uno de los movimientos que su rey hace. Además, si sólo los tres se dedican a escuchar mis pensamientos, moriréis inevitablemente.
Los tres están paralizados, no de miedo, si no de asombro ante la majestuosidad de los dragones. Aun así, se encuentran con una misión y no hay tiempo para dedicarse a admirar a las más perfectas maravillas de la creación.
Bardiel no pierde el tiempo y hace público el canal de comunicación psíquica. Acto seguido las voces de los cientos de seres que ahí se encuentran se mezclan en un torbellino de dolor.
Oso y Walter caen de rodillas, pero su otro amigo está de píe. El dolor desaparece.
Agradezcan- dice el profesor de lógica ilógica- que me tienen a mí de su lado, maracos débiles, el dios Jp no cae con esto.
Aunque sus palabras son confiadas y la sonrisa en su cara es de plena satisfacción, la sangre que brota de su boca y narices parece decir lo contrario.
¿Cuánto puedes aguantar?- pregunta Oso.
Tómense su tiempo- responde Bardiel- y admiren mi poder, putillas. Walter, haz lo tuyo, vamos!
 Oh poderoso Rey del Draco, Gran Tribi- clama Walter respetuosamente al tiempo que preocupado por su amigo- le pedimos perdón por webearlo y sacarlo de su reposo.
En ese instante, el director supremo cae en cuenta del garabato que dejó salir, hace un par de segundos Bardiel y Oso hablaban a garabatos, pero así se tratan los humanos entre sí.  Sin embargo no tiene tiempo de retractarse ya que el rey Tribi toma la palabra.
Sucia es tu lengua incluso en el pensamiento- le reprime el señor de los dragones-  me agrada eso. No eres de los hombres que circunviene la verdad con hermosas palabras… tu falta de labia es reflejo de tu pura honestidad.
La mansa raja- piensa Bardiel transmitiéndolo  a sus amigos- pensé que habíamos cagado.
Díganme entonces, ilustres señoritos- continúa Tribi- ¿qué asuntos los traen hasta nuestra morada?   ¿Qué pueden buscar los humanos de nosotros?
Señor- le dice Walter- en estos momentos nos encontramos en una situación desesperada. El mundo está al borde de una tempestad mayor a todas las que ha vivido. Venimos hoy a pedirle auxilio…
Tribi entrecierra los ojos por un momento y luego les dice tranquilamente:
Los escucharé…


Kanna ya ha avanzado un buen tramo. Parece estar influenciada por películas de espionaje dado que, sabiendo que la siguen, se mete por los pasajes más solitarios de la ciudad hasta que llega a un callejón sin salida. El sujeto que está tras sus pasos, enfundado en una capucha blanca entera, ya ha dejado de disimular y se posiciona a unos cuantos metros de ella.
La tarde ya está tirando a ser noche- le dice la Inffamm-así que mejor cortas tu weá y me dices qué chucha te pasa o te saco la cresta a ti mismo, mira que cuando se esconde el sol es la mejor hora para tomar cerveza y no la desperdiciaré tratando de averiguar quién eres  y qué quieres.
Tranquila, “mein schone dame”*- le responde- espero mi actuar no la esté molestando.

¿Que no me moleste?-pregunta la chica- weón, me vienes siguiendo hace rato así medio a hurtadillas. Aparte me crees lo suficientemente weona como pa’ no darme cuenta.

Lo lamento- continúa el tipo- mejor déjeme presentarme.
Dichas estas palabras, el extraño individuo se quita la capucha y deja ver su musculosa contextura. Su cara es medio cuadrada con una cola de caballo colgándola hasta media espalda. A kanna parece gustarle lo que ve y una pequeña sonrisa de aprobación se dibuja en su rostro.
-Soy Venom, señorita, Venom cuiquiz.
Y qué quieres conmigo, gu- inquiere la Inffam- digo, weón?
No mucho- le dice Venom- nada más poder admirarla. Su belleza me tiene prendado desde que la vi entrar a la ciudad junto a sus compañeros.
Kanna medita las palabras del tipo: está rico el weón, eso no se niega. Pero no me da confianza, no me dejo engañar por caras bonitas y un abdomen como ese… concéntrate! Inffamm!!

Ok… entonces- le dice la fémina- en vez de acercarte a mí, invitarme una cerveza o a carretear, prefieres seguirme a lo stalker?
Es que soy un poco tímido- le contesta Venom- ello no me permite actuar bien frente a las mujeres, sobre todo ante mujeres tan lindas como usted.
Antes que Kanna pueda responder cualquier cosa, Venom camina hasta ella y deposita una de sus rodillas en el suelo. De entre sus faltriqueras saca una pequeña botella con una cinta alrededor.

Le tengo un pequeño presente, hermosa dama- dice con tono de Don Juan pasado por fotocopiadora- por favor recíbalo para que bañe su cuerpo con esta dulce fragancia única de nuestra tierra.
Kanna toma la botella con ambas manos y se queda mirando al muchacho que le pone “carita de cordero degollado”. Sucumbiendo ante la ternura que le provoca (sí, la Inffamm puede sentir ternura por alguien que no sea solamente el hijo de Shinku y Bardiel) abre la tapa.

Venom sonríe y dice: “Ik hou van Jou”.

Kanna suelta la botella y esta se rompe en muchos pedazos al golpear el suelo. Se encuentra completamente paralizada y un dolor muy superior al que sintiese antes de la curación comienza a invadirle. Se siente como si millones de agujas le perforaran cada uno de los poros; además, pareciese que cada una de esas agujas está bañada en súper ají. La sangre le hierve haciéndola caer de rodillas. Cubre su cara con ambas manos mientras las vendas, ora blancas, se tiñen de rojo.
Este olor… hijo de perra- vocifera presa del dolor y la ira- ¿cómo pude caer en un truco tan caca?
Venom la mira con una sonrisa maliciosa en la cara. Sonrisa que se convierte en una estrepitosa carcajada que dejan ver locura y maldad puras.
Ellos dijeron que no podría- vocifera- que no había forma de que yo lograse llegar así de cerca de Kanna la Inffamm, la gran peleadora… y ¡miren!!! ¡miren!!! La tengo aquí, de rodillas frente a mi ingenio. Apuesto a que jamás te esperaste una cosa así.
El olor… se nota, conchetumadre- grita la Inffamm- que este jodido plan no es cosa tuya. Eres un peón de mierda sin iniciativa propia!!! Te haré pagar por esto!!
¿Cómo me llamaste? -Pregunta Venom- mejor te callas!
Acto seguido lanza un puntapié que impacta directamente la cara de Kanna. Esta cae de espaldas con las manos aún cubriendo su rostro.
Duele mucho, cierto?- dice malicioso el malvado- imagina el castigo que se te…
Venom se para en seco al ver cómo kanna se pone de pie. Pone las manos a los costados y deja ver un poco de sangre que le corre por la nariz. Pero eso es poco importante, porque la furia que transmite su rostro es para helar la sangre.
Te cachai- dice Kanna- ¿que  toda esta weá te hubiese resultado? ¿Que el extracto de esencia con al que me atacas bastara para acabar con MÍ esencia pura? Ya sé quién te mandó, me queda más que claro y déjame decirte, que te encomendaron esto como forma de deshacerse de ti. Sin duda eres un conchesumadre molesto. Ni quiero imaginarme la clase de weón pedante que debes ser como para que incluso ellos te quieran fuera.
Hablas de más, mujer!-grita Venom invadido por el miedo- no puedes usar tus brazos, estás toda herida con la nariz rota. No hay forma de que iguales mi fuerza.
Hmmph, pobre weón- susurra kanna para luego elevar la voz- SOY LA MAESTRA DE ARTES MARCIALES DEL CONSEJO SUPERIOR DE LA ACADEMIA SHI-ONI, CADA MILÍMETRO DE MI CUERPO ES UNA MALDITA ARMA MORTAL!!
Sin dejar tiempo a réplica, kanna se lanza de forma terrible hacia Venom impactándole el rostro con la suela de ambas botas. El hombre sale disparado a causa del impacto, pero antes de poder estrellarse la Inffam ya se encuentra a sus espaldas y lo recibe con la rodilla en plena Columna.
-Espero te gusten las sillas de ruedas, conchetumadre!!
Venom cae de espaldas al suelo todo cagado. Pero la cosa no se detiene ahí, Kanna levanta su pie y deja que una lluvia de patadas le impacten el cuerpo completo mientras el multiple crujir de huesos hace eco en el silencioso callejón Figarense. Son tantos los golpes que un cráter se dibuja alrededor de Venom. Pero él ya no hace movimientos, se queda inerte.
No importa qué, maricón- dice Kanna, agitada- siempre se sabrá  que Kanna la Inffam te pateó hasta la muerte. Espero el mensaje quede claro a tus amitos también. La próxima se la llevarán ellos.

Venom lleva muerto un rato, pero es la emoción la que hace que Kanna le siga hablando. Es en esos momentos en los que ella se da cuenta que el cuerpo de su contrincante comienza a retorcerse. Los músculos se le salen de lugar y su masa comienza a hipertrofiarse. Pasa de ser un cuerpo moldeado a un cúmulo de carne.
Los culiaos!- grita Kanna para sí misma- siempre lo supieron y por ello le pusieron una bomba… cresta! ¿Un ataque terrorista? ¿Planeado así? No en mi turno.
La joven profesora no puede mover sus brazos, así que no le queda más opción. Se separa unos metros de la cada vez más grande bomba-venom y se dispara en dirección a ella.
Andate a la chucha!!!!-grita lanzando su ataque- CALLAHAND’S MIGHT!!!!
La patada con la que impacta a la bomba es tal que la lanza directamente hacia el cielo. A gran velocidad se pierde en las alturas para, de un momento a otro, explotar con un estruendo que remece toda la ciudad. Ya ha caído, en parte, el velo nocturno, por lo que los colores de la explosión son visibles para todos los ciudadanos. Desde el palacio comienzan a darse las voces de alarma, porque desde el lugar de la explosión, un polvo amarillo comienza a caer como fina nieve.
Kanna ya no puede más del dolor y se deja caer de espaldas para ser recibida por Marco.
Te las mandaste, weona- le dice el muchacho de lentes- ahora te llevaremos a la enfermería.
EL… el polvo, wn… es veneno- susurra Kanna a su amigo.
Lo sé, pero eso está bajo control- respondé Marco.

En otra parte de la ciudad, Matheo ha logrado alertar al resto del grupo sobre el sujeto que seguía a Kanna. Ahora que ya han visto la explosión, Gwyneth Arslam, Shinku de Galielle y el mismo Matheo han desplegado un campo de fuerza alrededor de la explosión, fuera del rango de la misma. Eso ha servido para que el venenoso polvo se quede fuera y no dañe a nadie que se encuentre en aquella “zona segura”.
Comparado con tu polvo rosa- señala Gwyneth- esto no es nada, Shinku.
Amateurs- contesta sonriente la pintora- con esto no matan a nadie.
Ok chicas- dice Matheo- ahora me toca a mí.
Con las Palmas hacia el cielo, el doctor I’ll saggio comienza un extraño rezo:  “Judas, I don’t Wanna get in a bad romance, let the spirit of bad music carry away all toxicity and make it part ot itself”.
Kammy y los demás novatos son testigos de esto y se preguntan si algún día alcanzarán tal nivel de poder.
Matheo repite su conjuro durante unos cinco minutos, hasta que luz comienza a aparecer de sus manos y a llevarse todo el ponzoñoso polvo que amenazaba a  los habitantes y a ellos mismos.
Gwyneth y Shinku dejan caer la barrera sin una gota de sudor en sus cuerpos. En ese preciso instante, llega Marco con Kanna en sus brazos.
Hay que atenderla rápido-les dice a los que están ahí- no sé qué weá le hicieron, pero mírale las vendas, weón!
Matheo se acerca y observa las vendas de cerca. Arregla la posición de sus lentes.
Sí, lo sabía, por eso le hice una solución temporal- sentencia.
Qué weá?- pregunta Marco.
Que lo que hice denante fue algo provisorio- responde el doctor- llevémosla a una sala de hospital y comenzamos con un tratamiento.
Tía Fígaro que se encontraba ahí comienza a sollozar.
Pobre Kannita- dice- mejor se la llevan al ala médica del palacio. En todos los lugares de la ciudad los utenisilios, salas y atención son la misma. Así que mejor nos vamos a la más próxima. Ya, partieron!


Entonces, Gran Tribi- dice Walter- la amenaza que se cierne sobre la libertad del mundo es de ese tipo de magnitud. El emperador debe ser detenido a como dé lugar. Pero me temo que esta vez el asunto se nos torna más difícil. Si lo que creemos es cierto, no habrá forma de detenerlo trabajando solamente nosotros. Por eso necesitamos la ayuda de su poderoso pueblo. Sólo junto a ustedes podremos salvar a quienes lo necesitan. Sólo junto a ustedes lograremos preservar el bien sobre la tierra.
En todo el rato que Walter ha hablado, Tribi no le ha quitado los ojos de encima ni por un segundo. Al momento de quedarse callado el director supremo, el gran rey de los dragones levanta la mirada hacia el techo de la bóveda en la que se encuentran.
Hace ya algunos años de los suyos- le responde el dragón súbitamente a los muchachos- el viejo y yo luchamos juntos contra el emperador. Creo que ustedes lo recuerdan. Si en ese entonces pereció alguien tan formidable como  él, mientras el Emperador sigue haciendo de las suyas, ¿qué les hace creer que ahora podría suceder algo diferente ahora?
Pero gran señor- prosiguió Walter- si nuestros datos son correctos y acertamos en lo que el Imperio está pretendiendo, podemos adelantarnos… podemos… no sé, pelear por último y no dejarlo actuar a sus anchas.
Nosotros ya nos hemos alejado de los asuntos banales de la humanidad- contestó el poderoso Tribi- y si bien hay entre su raza algunos a quienes tenemos en gran estima, uerme es preferible mantener a mi pueblo fuera de los riesgos que acarrean sus conflictos mortales.
Las caras de los tres muchachos dejan ver la decepción que les transmiten las palabras del rey dragón.
Gran señor- le dice el Reed- por favor, se lo estamos pidiendo humildemente. No lo molestaríamos si no fuese realmente necesario.
Creo que he sido bastante claro, Joven director- sentencia Tribi- no arriesgaré el cuello de mi pueblo por apoyarlos una vez más. Ya me nos inmiscuimos una vez en los asuntos de la humanidad y no resulto de ello más que lamentables perdidas; pues ha sido su propia raza la que se ha asegurado de que hombres como el Emperador continúen libres por el mundo sin pagar por sus crímenes. Aquellos mismos que se sientan con ustedes a la hora de celebrar consejo son quienes adoran la figura del dictador, así que no me pidas que luche por algo que ni su propia especie desea.
Los muchachos se quedaron estupefactos, no podían sentir ira, si no que los invadía una gran impotencia. Principalmente por el hecho de que las palabras del señor de los dragones eran una gran verdad. Muchos de sus aliados adoraban al Imperio y sólo se mantenían en la Unión por temas de geografía. Apenas pudiesen no dudarían en cambiar de bando. Peor aún, muchos asemejaban las formas del imperio al momento de regir sus pueblos. Y eso les dolía.
Entendemos sus sentimientos, señor- continuó el Director Supremo- pero, ¿acaso cree usted que el Emperador se detendrá al acabar con nosotros? ¿qué le impedirá luego intentar esclavizarlos a todos ustedes?
NO TRATES TE CONVENCERME A TRAVÉS DEL MIEDO, WALTER REED- gritó con una voz tan potente en las mentes de los jóvenes que Bardiel casi se desmaya- CUANDO ESO LLEGUE A PASAR, MI PUEBLO SABRÁ CÓMO DEFENDERSE. AHORA, DOY ESTA SESIÓN POR TERMINADA, HAZ VENIDO A PEDIR CONSULTA Y HAZ ENCONTRADO NUESTRA RESPUESTA… MARCHENSE Y NO VUELVAN!!
Inmediatamente al termino de sus palabras, los dragones comenzaron a lanzar llamaradas mientras la cabeza de su rey se perdió en la oscuridad. Bardiel no pronunció palabras al cerrar el canal de T.S y sólo cayo de narices al suelo.
Tómalo, weón, es hora de que nos vamos-le dijo Walter a Oso- salgamos rápido antes de que se enojen de verdad.

La caminata de regreso fue larga y amarga. A mitad del camino Bardiel fue capaz de recuperarse y caminar por su cuenta, eso sí, aun sintiéndose algo mareado. Casi caía la noche cuando pudieron ver la ciudad. Toda la congoja que habían sentido, lo infructuosa que les había parecido la empresa realizada se les quitó de la mente un segundo cuando una grandiosa explosión tomó lugar en el cielo nocturno.
Conchemimadre- exclamó Bardiel- hay que apurarse!

Los tres corrieron con renovadas fuerzas hasta llegar a la ciudad. La gente de Fígaro se veía bien y la ciudad no se encontraba dañada. En su camino encontraron a un anciano, el cual les explicó que aquello parecía un atentado terrorista, pero que los otros miembros del consejo parecían haberse encargado del problema a tiempo. Nadie en todo el lugar había resultado herido. Ya más calmados decidieron seguir hasta el palacio, no corrían pués les quedaban muy pocas fuerzas, sobre todo después de la exposición al calor de las llamas “esenciales” de los dragones. Al entrar al palacio, pudieron ver al capitán de la guardia, a Zero C.T.R, los soberanos de Fígaro y al resto de sus amigos enfrascados en una conversación.
Que bueno que llegan- dijo Saito- no hay tiempo para que nos cuenten en lo que andaban. Acá han ocurrido varias cosillas.
Así parece-dijo Walter- un ciudadano nos contó sobre un ataque terrorista.
El ataque no alcanzó a ser- le respondió Tío Fígaro- la “Kannosa” se encargó del terrorista. Además, hubo un intento de envenenamiento, pero Shinku, Gwyneth y Matheo evitaron la expansión del agente químico.
La mansa cagá- dijo Bardiel- brígido, ¿y donde está la Kanna?
Kannita está acostada- le dijo Tía Fígaro- Matheo la está cuidando.
Esto es muy grave- señaló Saito- debemos volver cuanto antes a la academia. Nos espera mucho si se han atrevido a atacar Fígaro. Ya es hora de empezar a planear y movernos.
Tienes razón, viejo- le respondió Walter- mañana mismo nos vamos.


Al otro día en la mañana todos estaban dispuestos a partir. La mayoría estaba triste porque habrían deseado quedarse mucho más, pero el peligro parecía cada vez más cerca y no existía la posibilidad de dejar la academia sola, no en esas circunstancias. Kamy y el resto de los novatos no tenía ganas de volver, si no que querían vivir allí por siempre. Pero el asunto de la noche anterior les hizo ver que tenían mucho que entrenar, porque si bien no conocían a ciencia cierta lo que estaba pasando, al menos estaban seguros de que no era algo bueno lo que el futuro deparaba.
Tío, Tía- dijo Walter en la puerta de la ciudad- muchas gracias por su hospitalidad. Lamentamos que nuestra presencia les haya traído problemas.
Ya basta, Walter- le dijo Tío- si no hubiese problemas allá donde ustedes vayan, entonces ya no serían ustedes. Les deseo la mejor de las suertes y cuenten con nosotros para lo que sea.
Tíaaaa!-gritaba Kanna con vendas nuevas en sus brazos- gracias por todo. Le prometo que la vendré a ver en cuanto pueda.
Ya, Kannita- le respondió la reina- estaré esperando tu regreso.
Vamonos, chicos- gritó Walter. De vuelta a la academia!!
Acuérdense, weones- gritó Zero- que los iré a ver para su peleíta, mínimo.
Todos sonrieron sin más y un Yohoou de Nanni los despidió mientras se alejaban.


Los días de vuelta se pasaron más rápido para los novatos, las paradas que hicieron fueron pocas y cortas. Avanzaban a galope tendido por entre las llanuras y nada los molestó en aquella ocasión. De vez en cuanto podía ver a los profesores charlar entre sí de forma sombría. A todos menos a Kanna, la cual ocupaba la mayor parte de los descansos para dormir.
Cuando estaban llegando a la Academia, kammy vió como Walter se sorprendía y aceleraba el paso seguido por todos.
A viva voz Gwyneth les gritó: apresúrense, hay problemas a lo lejos.
Ya más cerca pudieron distinguir la figura de Fénix. Estaba tirado en el suelo boca abajo, rodeado de humo disipándose. Parado frente a él había un hombre que nunca habían visto. Tenía una insignia de que rezaba “Metallica” en el pecho.

Conchesumadre- exclamó Walter- lo que faltaba.