miércoles, 19 de octubre de 2011

Capítulo XIV “jugando con fuego”



Conchemimadre que tengo frío,  weón- reclamaba el pelirrojo- montañas culias!
Usted quería audiencia, así que nada de reclamos- le respondió el soberano de Fígaro- aunque, en todo caso, da lo mismo. En unos minutos desearás sentirte así de helado.
Puro metiéndome miedo, Tío- dijo Walter- puuta la weá.
No conocía ésta parte- señaló Bardiel cambiando el tema-  y eso que no es primera vez que vengo a webear por sus tierras, Tío.
Obviamente a nadie se le ocurriría venir hasta aquí-respondió Oso- bueno, tal vez a ti.
Se encontraban a unos cuantos kilómetros de la ciudad, en las alturas de la cordillera que pasa por la ciudad de Fígaro. Habían invertido toda la mañana en subir luego de haber salido por la parte trasera de la metrópolis. Ya ahora, siendo medio día, se encontraban parados conversando mientras Tío inspeccionaba los alrededores con la mirada.
Por acá, ahora lo recuerdo- gritó pensando que no lo hacía- por el camino azul.
En efecto, el trío de muchachos pudo ver una delgada capa de hielo azul que parecía libre de nieve. A diferencia del resto del paisaje, ese pequeño corredor que de la nada se hizo visible, carecía completamente de cualquier rastro del blanco producto del cielo. Además, tampoco se veían las pisadas de animales montañosos, como los amigables Yeti o Susan Boyle que tenían todo el resto del terreno marcado.
Sigan ese camino- les señaló el Rey- y encontrarán lo que buscan. Yo no los seguiré, pues hay muchos menesteres que debo atender, chiquillos.
Ya, vale Tío- agradeció Walter- Nos vemos allá en el castillo apenas nos desocupemos.
Más les vale que vuelvan en una pieza, no importa qué, siempre mantengan el tono de respeto- les advirtió Tío- no se salgan del protocolo y, por ningún motivo, los hagan enfadar.

Oso asintió con la cabeza al tiempo que Walter y Bardiel le daban un sí rotundo. Los tres se pusieron en marcha y dejaron a Tío Figaro, quien los miró por un rato hasta que se perdieron de vista por el camino azul.



¿Cómo se llama este juego, Kanna?- preguntó Kammy a su profesora.
Ajedréz, weón- le respondió ella- es un juego de estrategia en el cual debes usar la mente de la forma más ágil posible. Cada pieza cumple una función y tiene ciertas libertades y restricciones que otras no. Es decir, los tipos de movimiento que pueden realizar para desplazarse por el tablero varían dependiendo de cada una. El objetivo del asunto es proteger a la pieza llamada “Rey” y, a la vez, lograr eliminar a la pieza del rival.
Anda- dijo el  muchacho- ahora me queda un poco más claro. Pero bien, me parece que es más entretenido jugarlo que mirar.
Eso pasa- dijo la Inffamm- porque aún no entiendes la naturaleza de este juego y lo complejo de la partida que estamos observando.
-¡Jaque y mate!
Conchesumadre- gritó Marco por sobre el público que se agolpaba a mirar- Figarenses y sus cosas!!
El barrendero que acababa de ganarle soltó una carcajada y le palmeó la espalda, sin que ello significase que estaba siendo condescendiente o burlón.
No te preocupes, hijo- le decía- me diste una batalla estupenda. Hace años que no me ponían tan en aprietos como tú.
Es cierto- dijo un hombre de terno entrometiéndose- yo he jugado con él por años y jamás he conseguido vencerlo.
Acá sí que les gusta esto- le dijo Kammy a kanna por lo bajo- teniendo en cuenta la imagen que se le ofrecía: la plaza pública de Figaro, adornadas en mithrill y nacár las bancas, con árboles tan altos que parecía que el sol reposaba sobre sus copas. Esta era el centro de la vida social de la Capital, siempre había gente y con ellos siempre había risa.
Kamy se deleitaba admirando las costumbres de los nativos. Veía parejas de ancianos conversando en las bancas, fumando sus pipas y carraspeando al recordar tiempos mejores. Una profesora llevaba a un grupo de niños enseñándoles los nombres de los árboles, mientras ellos saludaban a quien quiera se les cruzase con un gran y único hola, enseñando la mayoría los dientes a medio salir o los labios pegoteados con caramelo.
Un hombre con escoba en mano conversaba con el juez de garantía de la ciudad (Kanna le había dicho quién era) sobre cómo la ley podía, en algunos casos, atentar contra la naturaleza misma de la humanidad al imponer reglas que coartasen los instintos básicos del ser. Al menos, eso es lo que Kammy había logrado oír y le sorprendió, básicamente porque en su tierra natal los jueces y hombres bien vestidos no hablaban con cualquiera sque no fuese su misma condición y, mucho menos, con alguien que se dedicase a limpiar los suelos.
Es lindo acá- le dijo a sus amigos- nada que ver con donde yo vivo. Me pregunto, ¿cómo lo habrán conseguido?
El sistema educativo de Fígaro- le respondió Kanna- se basa en la idea de que el conocimiento debe estar al servicio de todos como herramienta, no como fin. Además de que se parte desde la premisa que todos los sujetos son iguales y cuyo único deber de nacimiento es ser libres en todo el sentido de la palabra. La libertad, decía siempre un amigo mío citando a Sartre, puede librarnos de todo menos de ella misma.
Creo que me mareé- terminó diciendo Kammy.
Mejor aprovecha- le dijo Kanna- la ciudad es encantadora, ve a recorrer y sácale el máximo provecho.

Kamy se fue feliz a recorrer el lugar, pero no sin antes notar que cuando su maestra le hablaba parecía sudar.

¿Cuánto?- preguntó Marco al ver que el novato se había marchado.
-Más que la cresta
- Vamos a por Matheo
- Me parece, weón, me parece.



A medida que avanzaban, el frío se reducía de forma drástica. Primero se fue alivianando de a poco, hasta que llegaron al punto en el que sintieron calor. Asombrados veían como el hielo que pisaban no se derretía a pesar de la temperatura que ahora los tenía sólo en camisa a los tres.
Mmm Rara esta weá, weón- dijo Bardiel- ¿qué chucha le pasa a este lugar? Se supone que estamos en una cordillera súper helada que congela hasta los huesos.
Pero acá no po- dijo Oso- mejor sigamos no más.
Bueno, Oso maraco- le dijo bardiel.
Igual te amo- respondió Oso.
Bardiel le guiñó un ojo y le respondió: sí sé que lo haces, Osito mío maraco conchetumadre, weón fleto!
Ya paren la weá los culiaos- dijo Walter con su típico tono de voz- me estoy poniendo nervioso.
Aquello sí que es nuevo- le dijo Oso- el gran Walter poniéndose nervioso. Si esto y el hecho de que te comes los mocos se llega a saber, la reputación se nos va a la mierda.
Te digo que no me como los mocos, weón- le reprimió el Reed- esas weás las sueñas.
Nah- contestó Oso- no las sueño.
Eeeehh…chiquillos- dijo Bardiel- ¿qué chucha ese hoyo?
El maestro de lógica ilógica apuntaba su dedo hacia el final del camino. Allí,  en una roca, había un hoyo. No importa cuánto intentaran, desde fuera no podía verse cosa alguna.
Me parece-dijo Walter-que ese es el lugar.
Vaya… una entrada al final del camino- dijo Oso sarcásticamente- quién diría que nos meteríamos en algo así.

La Biblioteca de Figaro es una de las más grandes de la Unión y la más frecuentada. En ella se puede ver a todo tipo de individuos revisando los pesados tomos que se encuentran habilitados para todo aquél que desee hacer uso de ellos. La estructura es completamente de hermoso mármol, siendo diseñada así para prevenir que el edificio se incendie.
Kanna la Inffamm está sentada apretando los dientes. Marco de Gales se encuentra a su lado y el pequeño doctor Ill saggio  le revisa las manos.

Grave, gravísimo- vocifera atrayendo las miradas y “shhh” del resto de los lectores- esto está yendo demasiado lejos.
Los “shhh” se hacen más recurrentes y los tres se ven obligados a salir. Ya de vuelta en el mundo exterior, se encaminan hacia la plaza y se asientan en un área verde.
Como te iba diciendo- señala Matheo- lo que puedo percibir aquí me pone los pelos de punta. No puedo ni imaginar el dolor que portas en este momento.
No es para tanto- le responde Kanna trabajosamente- yo creo que mejor me pongo pijama y me acuesto en el palacio.
Kanna, esta weá es seria- le dice su amigo Marco- yo no soy médico, pero sí mago y puedo percibir las energías de las que Matheo habla. Son oscuridad pura, la anti-esencia misma. Vieja, esto te está…
¿Qué?- pregunta la bella asustada- ¿qué weá?
Te está carcomiendo el alma- sentencia Matheo, sin nada de anestesia-   he logrado restringirla lo más que he podido. Sin embargo, este tipo de maldición trabaja en base a un sistema de proximidad. Mientras más activo y cerca se encuentra el autor, mayor es también el efecto. Debo decir, por mucho que me pese, que se me ha permitido mantenerla a raya por decisión del artífice mismo.
 El rostro de Kanna se ensombreció presa de preocupación y miedo. Siempre pensó que Matheo  y su propia fuerza de voluntad la mantendrían bien, que podrían ayudarla a convivir con aquel mal del que era víctima.
-Todo.. Está… ¿estoy perdida?
-No, amiga, soy el mejor médico mágico del planeta, sólo me queda trabajar más duro. Marco, ayúdame.
Ok- responde el De Gales- manos a la obra.

Kanna no entiende lo que pasa, sólo deja que su amigo le tome las manos y, con los ojos cerrados, comience a susurrar. La sensación de calor le recorre los brazos y viaja hasta su corazón. Es magnífico sentir lo que ella está sintiendo ahora, cómo el dolor se va. Aún sí, se preocupa porque puede ver a Matheo con el rostro gris y sudando copiosamente. Marco pone sus manos en los hombros del doctor y comienza también a susurrar. Le está prestando energía. Los curiosos se amontonan alrededor, pues la sensación de pureza y calor invade el aire y los atrae… todos siempre buscan volver al estado natural, a la esencia misma de todo lo que es. Son como polillas revoloteando alrededor de un farol.
El dolor se va por completo y, desde la muñeca a los nudillos, aparecen vendas que cubren toda la zona ya descrita. Son blanquísimas y se han llevado el dolor. Aún están calientes. Matheo deja de susurrar y cae de rodillas.

Eso-dice- sí que fue agotador, pero es también el mejor trabajo que he hecho en años… wiiiii.
Tenías que darle tu toque maricón- responde Kanna, sin ocultar su alivio- pero gracias, viejo. Gracias a los dos.
No hay de qué, siempre es bueno para un médico llevar su disciplina a nuevos desafíos.
La gente nunca entendió qué pasaba allí, y terminada la curiosidad, se dispersaron.

Tengo sólo una duda- añade la Inffamm- sí dices que esto trabaja en un sistema de proximidad, ¿no debería significar que…?
Nada, Feña- la interrumpe Marco- nada de nada. Ahora mejor, separémonos, vete al palacio y descansa.
Entiendo, weón- concuerda su amiga y  los tres toman direcciones opuestas. Ella va a paso lento, no es que esté cansada como Matheo, pero necesita hacer pensar eso a la persona que la sigue.


Oooo,weón está súper oscuro, no veo una mierda- dice Bardiel- más encima, hace ultra calor. ¿Cuánto rato llevamos bajando?
Como veinte minutos- responde Oso- y creo que aquí se acaba.
-¿Y por qué lo dices, perra?
-Porque Walter ya llegó a tierra firme y estamos separados por pocos metros de él.
Uooo- exclamó Walter- el centro de la montaña. ¿Cómo es que puedo verlo si hasta hace poco no había ni una weá de luz?

En efecto, Walter podía ver un amplio salón cavado en la piedra misma, con los minerales resaltando y como si fuese iluminado por la luz del sol. La estancia parecía interminable y los ojos de los muchachos no alcanzaban a vislumbrar el final de tan magnífica sala de estar.

Bardiel y Raul logran dar alcance a su amigo. Los dos también están maravillados con la escena, pero no se atreven a hablar por un par de minutos. Bardiel es el primero que rompe el silencio.
-          Y¿ ahora qué, Walter?
-          Supongo que decimos álo
-          ¿no se te ocurre nada mejor?
-          Nope.
Walter Reed, presidente del consejo superior, saca el vozarrón para llamar a quienquiera hayan llegado a ver a dicho lugar y un gran “Aloooooooo” hace eco en las paredes de la montaña.
De pronto, el lugar entero comienza a moverse. Todo retumba como un gran temblor, pero los tres hombres, valientes cada cual único en su tipo, se mantienen firmes a la espera de lo que vendrá. Un batir de alas se deja escuchar, seguido por sendos rugidos que contribuyen más al bamboleo del terreno. Desde los lugares más recónditos de la montaña misma. Cual si fuesen el fruto materno de las entrañas de tierra empiezan a aparecer; majestuosos, hermosos y misteriosos, tremendas las criaturas del principio de los tiempos, rojos, azules, dorados, con afiladas garras y largos cuellos se dejan ver, luego de mucho tiempo sin que el ojo humano se posase sobre ellos.
Dragones-dice Oso- que… Bellos.

Los dragones comienzan a escupir fuego hacia arriba y obligan a los muchachos a cubrirse la cara. Se posan en el suelo a modo de semicírculo, como formando un anfiteatro.
Las llamas que salen de las fauces de los recién llegados comienzan a provocar una sensación de pesar. Tío se los había dicho ya anteriormente.
Ahora entiendo- les dice Walter- la pureza de sus llamas. Siento como que se me drenan las fuerzas. Juanpa, danos soporte en línea psíquica. Activa T.S, Oso, tú ayúdame con esto… libera la mayor cantidad de energía que puedas. Sólo no dejes que te mate.
Eso ni tienes que decírmelo, Walter- le responde su amigo al tiempo que saca tres floretes de la nada. Los entierra en diferentes partes formando un triángulo que parece protegerlos.
Los floretes- dice- servirán como antenas receptoras de mi energía y la tuya. De esa forma podremos soportar el calor de sus llamas y canalizar nuestro poder en sobrevivir, mientras Bardiel nos conecta con ellos.
Me siento menos pesado- dice Walter- al menos ahora tengo una sola dirección en la cual mandar mi energía. Bien hecho, Oso, así conservamos nuestras almas.
Psé- dice Oso- cómo va el T.S, Bardiel.
Tamos en línea, maracos, tamos en línea.

 Ya acomodados todas las majestuosas bestias, se puede ver como el anfiteatro en el que se han dispuesto dista de ser un semi círculo. Hay un vacío en el medio que pareciera  están reservando. La tierra tiembla una vez más, mucho más que cuando la cofradía de dragones se hizo presente. Es como si un ejército mayor al que se encuentra presenta caminase en dirección a ellos. De pronto, la presión existente en el lugar es insoportable y los floretes parecen doblarse ante ella.
Conchemiimadre- dice Walter con dientes apretados- se me había olvidado…
Tenemos que resistir- dice Oso- mis floretes no aguantarán mucho rato, hay que hacerla apresurarse.
Le daré alcance al que nos importa- señala Bardiel- crearé un canal especial para nosotros.

Antes de poder seguir hablando, la presión aumenta y les tensa más los músculos del cuerpo. Por el espacio ven aparecer una figura; una cabeza para ser preciso, la cabeza de otro dragón. Sólo esta cabeza triplica el tamaño de los cuerpos de los otros. Sus ojos son negros y lleva cuernos dorados. Sus facciones son completamente serenas y mira fijamente a las visitas, exhala fuego por las narices. Llamas del color del sol, nunca antes vistas e imitadas, únicas para él. Luego de un momento parece reconocerlos.
 Las paredes de sus mentes retumban con el estruendo que se hace presente en ellas.
Jóvenes de la academia-dice el dragón gigantesco- el soberano de Fígaro nos hizo saber que veníais. Les pediré que abran el canal, mis súbditos han de saber de cada uno de los movimientos que su rey hace. Además, si sólo los tres se dedican a escuchar mis pensamientos, moriréis inevitablemente.
Los tres están paralizados, no de miedo, si no de asombro ante la majestuosidad de los dragones. Aun así, se encuentran con una misión y no hay tiempo para dedicarse a admirar a las más perfectas maravillas de la creación.
Bardiel no pierde el tiempo y hace público el canal de comunicación psíquica. Acto seguido las voces de los cientos de seres que ahí se encuentran se mezclan en un torbellino de dolor.
Oso y Walter caen de rodillas, pero su otro amigo está de píe. El dolor desaparece.
Agradezcan- dice el profesor de lógica ilógica- que me tienen a mí de su lado, maracos débiles, el dios Jp no cae con esto.
Aunque sus palabras son confiadas y la sonrisa en su cara es de plena satisfacción, la sangre que brota de su boca y narices parece decir lo contrario.
¿Cuánto puedes aguantar?- pregunta Oso.
Tómense su tiempo- responde Bardiel- y admiren mi poder, putillas. Walter, haz lo tuyo, vamos!
 Oh poderoso Rey del Draco, Gran Tribi- clama Walter respetuosamente al tiempo que preocupado por su amigo- le pedimos perdón por webearlo y sacarlo de su reposo.
En ese instante, el director supremo cae en cuenta del garabato que dejó salir, hace un par de segundos Bardiel y Oso hablaban a garabatos, pero así se tratan los humanos entre sí.  Sin embargo no tiene tiempo de retractarse ya que el rey Tribi toma la palabra.
Sucia es tu lengua incluso en el pensamiento- le reprime el señor de los dragones-  me agrada eso. No eres de los hombres que circunviene la verdad con hermosas palabras… tu falta de labia es reflejo de tu pura honestidad.
La mansa raja- piensa Bardiel transmitiéndolo  a sus amigos- pensé que habíamos cagado.
Díganme entonces, ilustres señoritos- continúa Tribi- ¿qué asuntos los traen hasta nuestra morada?   ¿Qué pueden buscar los humanos de nosotros?
Señor- le dice Walter- en estos momentos nos encontramos en una situación desesperada. El mundo está al borde de una tempestad mayor a todas las que ha vivido. Venimos hoy a pedirle auxilio…
Tribi entrecierra los ojos por un momento y luego les dice tranquilamente:
Los escucharé…


Kanna ya ha avanzado un buen tramo. Parece estar influenciada por películas de espionaje dado que, sabiendo que la siguen, se mete por los pasajes más solitarios de la ciudad hasta que llega a un callejón sin salida. El sujeto que está tras sus pasos, enfundado en una capucha blanca entera, ya ha dejado de disimular y se posiciona a unos cuantos metros de ella.
La tarde ya está tirando a ser noche- le dice la Inffamm-así que mejor cortas tu weá y me dices qué chucha te pasa o te saco la cresta a ti mismo, mira que cuando se esconde el sol es la mejor hora para tomar cerveza y no la desperdiciaré tratando de averiguar quién eres  y qué quieres.
Tranquila, “mein schone dame”*- le responde- espero mi actuar no la esté molestando.

¿Que no me moleste?-pregunta la chica- weón, me vienes siguiendo hace rato así medio a hurtadillas. Aparte me crees lo suficientemente weona como pa’ no darme cuenta.

Lo lamento- continúa el tipo- mejor déjeme presentarme.
Dichas estas palabras, el extraño individuo se quita la capucha y deja ver su musculosa contextura. Su cara es medio cuadrada con una cola de caballo colgándola hasta media espalda. A kanna parece gustarle lo que ve y una pequeña sonrisa de aprobación se dibuja en su rostro.
-Soy Venom, señorita, Venom cuiquiz.
Y qué quieres conmigo, gu- inquiere la Inffam- digo, weón?
No mucho- le dice Venom- nada más poder admirarla. Su belleza me tiene prendado desde que la vi entrar a la ciudad junto a sus compañeros.
Kanna medita las palabras del tipo: está rico el weón, eso no se niega. Pero no me da confianza, no me dejo engañar por caras bonitas y un abdomen como ese… concéntrate! Inffamm!!

Ok… entonces- le dice la fémina- en vez de acercarte a mí, invitarme una cerveza o a carretear, prefieres seguirme a lo stalker?
Es que soy un poco tímido- le contesta Venom- ello no me permite actuar bien frente a las mujeres, sobre todo ante mujeres tan lindas como usted.
Antes que Kanna pueda responder cualquier cosa, Venom camina hasta ella y deposita una de sus rodillas en el suelo. De entre sus faltriqueras saca una pequeña botella con una cinta alrededor.

Le tengo un pequeño presente, hermosa dama- dice con tono de Don Juan pasado por fotocopiadora- por favor recíbalo para que bañe su cuerpo con esta dulce fragancia única de nuestra tierra.
Kanna toma la botella con ambas manos y se queda mirando al muchacho que le pone “carita de cordero degollado”. Sucumbiendo ante la ternura que le provoca (sí, la Inffamm puede sentir ternura por alguien que no sea solamente el hijo de Shinku y Bardiel) abre la tapa.

Venom sonríe y dice: “Ik hou van Jou”.

Kanna suelta la botella y esta se rompe en muchos pedazos al golpear el suelo. Se encuentra completamente paralizada y un dolor muy superior al que sintiese antes de la curación comienza a invadirle. Se siente como si millones de agujas le perforaran cada uno de los poros; además, pareciese que cada una de esas agujas está bañada en súper ají. La sangre le hierve haciéndola caer de rodillas. Cubre su cara con ambas manos mientras las vendas, ora blancas, se tiñen de rojo.
Este olor… hijo de perra- vocifera presa del dolor y la ira- ¿cómo pude caer en un truco tan caca?
Venom la mira con una sonrisa maliciosa en la cara. Sonrisa que se convierte en una estrepitosa carcajada que dejan ver locura y maldad puras.
Ellos dijeron que no podría- vocifera- que no había forma de que yo lograse llegar así de cerca de Kanna la Inffamm, la gran peleadora… y ¡miren!!! ¡miren!!! La tengo aquí, de rodillas frente a mi ingenio. Apuesto a que jamás te esperaste una cosa así.
El olor… se nota, conchetumadre- grita la Inffamm- que este jodido plan no es cosa tuya. Eres un peón de mierda sin iniciativa propia!!! Te haré pagar por esto!!
¿Cómo me llamaste? -Pregunta Venom- mejor te callas!
Acto seguido lanza un puntapié que impacta directamente la cara de Kanna. Esta cae de espaldas con las manos aún cubriendo su rostro.
Duele mucho, cierto?- dice malicioso el malvado- imagina el castigo que se te…
Venom se para en seco al ver cómo kanna se pone de pie. Pone las manos a los costados y deja ver un poco de sangre que le corre por la nariz. Pero eso es poco importante, porque la furia que transmite su rostro es para helar la sangre.
Te cachai- dice Kanna- ¿que  toda esta weá te hubiese resultado? ¿Que el extracto de esencia con al que me atacas bastara para acabar con MÍ esencia pura? Ya sé quién te mandó, me queda más que claro y déjame decirte, que te encomendaron esto como forma de deshacerse de ti. Sin duda eres un conchesumadre molesto. Ni quiero imaginarme la clase de weón pedante que debes ser como para que incluso ellos te quieran fuera.
Hablas de más, mujer!-grita Venom invadido por el miedo- no puedes usar tus brazos, estás toda herida con la nariz rota. No hay forma de que iguales mi fuerza.
Hmmph, pobre weón- susurra kanna para luego elevar la voz- SOY LA MAESTRA DE ARTES MARCIALES DEL CONSEJO SUPERIOR DE LA ACADEMIA SHI-ONI, CADA MILÍMETRO DE MI CUERPO ES UNA MALDITA ARMA MORTAL!!
Sin dejar tiempo a réplica, kanna se lanza de forma terrible hacia Venom impactándole el rostro con la suela de ambas botas. El hombre sale disparado a causa del impacto, pero antes de poder estrellarse la Inffam ya se encuentra a sus espaldas y lo recibe con la rodilla en plena Columna.
-Espero te gusten las sillas de ruedas, conchetumadre!!
Venom cae de espaldas al suelo todo cagado. Pero la cosa no se detiene ahí, Kanna levanta su pie y deja que una lluvia de patadas le impacten el cuerpo completo mientras el multiple crujir de huesos hace eco en el silencioso callejón Figarense. Son tantos los golpes que un cráter se dibuja alrededor de Venom. Pero él ya no hace movimientos, se queda inerte.
No importa qué, maricón- dice Kanna, agitada- siempre se sabrá  que Kanna la Inffam te pateó hasta la muerte. Espero el mensaje quede claro a tus amitos también. La próxima se la llevarán ellos.

Venom lleva muerto un rato, pero es la emoción la que hace que Kanna le siga hablando. Es en esos momentos en los que ella se da cuenta que el cuerpo de su contrincante comienza a retorcerse. Los músculos se le salen de lugar y su masa comienza a hipertrofiarse. Pasa de ser un cuerpo moldeado a un cúmulo de carne.
Los culiaos!- grita Kanna para sí misma- siempre lo supieron y por ello le pusieron una bomba… cresta! ¿Un ataque terrorista? ¿Planeado así? No en mi turno.
La joven profesora no puede mover sus brazos, así que no le queda más opción. Se separa unos metros de la cada vez más grande bomba-venom y se dispara en dirección a ella.
Andate a la chucha!!!!-grita lanzando su ataque- CALLAHAND’S MIGHT!!!!
La patada con la que impacta a la bomba es tal que la lanza directamente hacia el cielo. A gran velocidad se pierde en las alturas para, de un momento a otro, explotar con un estruendo que remece toda la ciudad. Ya ha caído, en parte, el velo nocturno, por lo que los colores de la explosión son visibles para todos los ciudadanos. Desde el palacio comienzan a darse las voces de alarma, porque desde el lugar de la explosión, un polvo amarillo comienza a caer como fina nieve.
Kanna ya no puede más del dolor y se deja caer de espaldas para ser recibida por Marco.
Te las mandaste, weona- le dice el muchacho de lentes- ahora te llevaremos a la enfermería.
EL… el polvo, wn… es veneno- susurra Kanna a su amigo.
Lo sé, pero eso está bajo control- respondé Marco.

En otra parte de la ciudad, Matheo ha logrado alertar al resto del grupo sobre el sujeto que seguía a Kanna. Ahora que ya han visto la explosión, Gwyneth Arslam, Shinku de Galielle y el mismo Matheo han desplegado un campo de fuerza alrededor de la explosión, fuera del rango de la misma. Eso ha servido para que el venenoso polvo se quede fuera y no dañe a nadie que se encuentre en aquella “zona segura”.
Comparado con tu polvo rosa- señala Gwyneth- esto no es nada, Shinku.
Amateurs- contesta sonriente la pintora- con esto no matan a nadie.
Ok chicas- dice Matheo- ahora me toca a mí.
Con las Palmas hacia el cielo, el doctor I’ll saggio comienza un extraño rezo:  “Judas, I don’t Wanna get in a bad romance, let the spirit of bad music carry away all toxicity and make it part ot itself”.
Kammy y los demás novatos son testigos de esto y se preguntan si algún día alcanzarán tal nivel de poder.
Matheo repite su conjuro durante unos cinco minutos, hasta que luz comienza a aparecer de sus manos y a llevarse todo el ponzoñoso polvo que amenazaba a  los habitantes y a ellos mismos.
Gwyneth y Shinku dejan caer la barrera sin una gota de sudor en sus cuerpos. En ese preciso instante, llega Marco con Kanna en sus brazos.
Hay que atenderla rápido-les dice a los que están ahí- no sé qué weá le hicieron, pero mírale las vendas, weón!
Matheo se acerca y observa las vendas de cerca. Arregla la posición de sus lentes.
Sí, lo sabía, por eso le hice una solución temporal- sentencia.
Qué weá?- pregunta Marco.
Que lo que hice denante fue algo provisorio- responde el doctor- llevémosla a una sala de hospital y comenzamos con un tratamiento.
Tía Fígaro que se encontraba ahí comienza a sollozar.
Pobre Kannita- dice- mejor se la llevan al ala médica del palacio. En todos los lugares de la ciudad los utenisilios, salas y atención son la misma. Así que mejor nos vamos a la más próxima. Ya, partieron!


Entonces, Gran Tribi- dice Walter- la amenaza que se cierne sobre la libertad del mundo es de ese tipo de magnitud. El emperador debe ser detenido a como dé lugar. Pero me temo que esta vez el asunto se nos torna más difícil. Si lo que creemos es cierto, no habrá forma de detenerlo trabajando solamente nosotros. Por eso necesitamos la ayuda de su poderoso pueblo. Sólo junto a ustedes podremos salvar a quienes lo necesitan. Sólo junto a ustedes lograremos preservar el bien sobre la tierra.
En todo el rato que Walter ha hablado, Tribi no le ha quitado los ojos de encima ni por un segundo. Al momento de quedarse callado el director supremo, el gran rey de los dragones levanta la mirada hacia el techo de la bóveda en la que se encuentran.
Hace ya algunos años de los suyos- le responde el dragón súbitamente a los muchachos- el viejo y yo luchamos juntos contra el emperador. Creo que ustedes lo recuerdan. Si en ese entonces pereció alguien tan formidable como  él, mientras el Emperador sigue haciendo de las suyas, ¿qué les hace creer que ahora podría suceder algo diferente ahora?
Pero gran señor- prosiguió Walter- si nuestros datos son correctos y acertamos en lo que el Imperio está pretendiendo, podemos adelantarnos… podemos… no sé, pelear por último y no dejarlo actuar a sus anchas.
Nosotros ya nos hemos alejado de los asuntos banales de la humanidad- contestó el poderoso Tribi- y si bien hay entre su raza algunos a quienes tenemos en gran estima, uerme es preferible mantener a mi pueblo fuera de los riesgos que acarrean sus conflictos mortales.
Las caras de los tres muchachos dejan ver la decepción que les transmiten las palabras del rey dragón.
Gran señor- le dice el Reed- por favor, se lo estamos pidiendo humildemente. No lo molestaríamos si no fuese realmente necesario.
Creo que he sido bastante claro, Joven director- sentencia Tribi- no arriesgaré el cuello de mi pueblo por apoyarlos una vez más. Ya me nos inmiscuimos una vez en los asuntos de la humanidad y no resulto de ello más que lamentables perdidas; pues ha sido su propia raza la que se ha asegurado de que hombres como el Emperador continúen libres por el mundo sin pagar por sus crímenes. Aquellos mismos que se sientan con ustedes a la hora de celebrar consejo son quienes adoran la figura del dictador, así que no me pidas que luche por algo que ni su propia especie desea.
Los muchachos se quedaron estupefactos, no podían sentir ira, si no que los invadía una gran impotencia. Principalmente por el hecho de que las palabras del señor de los dragones eran una gran verdad. Muchos de sus aliados adoraban al Imperio y sólo se mantenían en la Unión por temas de geografía. Apenas pudiesen no dudarían en cambiar de bando. Peor aún, muchos asemejaban las formas del imperio al momento de regir sus pueblos. Y eso les dolía.
Entendemos sus sentimientos, señor- continuó el Director Supremo- pero, ¿acaso cree usted que el Emperador se detendrá al acabar con nosotros? ¿qué le impedirá luego intentar esclavizarlos a todos ustedes?
NO TRATES TE CONVENCERME A TRAVÉS DEL MIEDO, WALTER REED- gritó con una voz tan potente en las mentes de los jóvenes que Bardiel casi se desmaya- CUANDO ESO LLEGUE A PASAR, MI PUEBLO SABRÁ CÓMO DEFENDERSE. AHORA, DOY ESTA SESIÓN POR TERMINADA, HAZ VENIDO A PEDIR CONSULTA Y HAZ ENCONTRADO NUESTRA RESPUESTA… MARCHENSE Y NO VUELVAN!!
Inmediatamente al termino de sus palabras, los dragones comenzaron a lanzar llamaradas mientras la cabeza de su rey se perdió en la oscuridad. Bardiel no pronunció palabras al cerrar el canal de T.S y sólo cayo de narices al suelo.
Tómalo, weón, es hora de que nos vamos-le dijo Walter a Oso- salgamos rápido antes de que se enojen de verdad.

La caminata de regreso fue larga y amarga. A mitad del camino Bardiel fue capaz de recuperarse y caminar por su cuenta, eso sí, aun sintiéndose algo mareado. Casi caía la noche cuando pudieron ver la ciudad. Toda la congoja que habían sentido, lo infructuosa que les había parecido la empresa realizada se les quitó de la mente un segundo cuando una grandiosa explosión tomó lugar en el cielo nocturno.
Conchemimadre- exclamó Bardiel- hay que apurarse!

Los tres corrieron con renovadas fuerzas hasta llegar a la ciudad. La gente de Fígaro se veía bien y la ciudad no se encontraba dañada. En su camino encontraron a un anciano, el cual les explicó que aquello parecía un atentado terrorista, pero que los otros miembros del consejo parecían haberse encargado del problema a tiempo. Nadie en todo el lugar había resultado herido. Ya más calmados decidieron seguir hasta el palacio, no corrían pués les quedaban muy pocas fuerzas, sobre todo después de la exposición al calor de las llamas “esenciales” de los dragones. Al entrar al palacio, pudieron ver al capitán de la guardia, a Zero C.T.R, los soberanos de Fígaro y al resto de sus amigos enfrascados en una conversación.
Que bueno que llegan- dijo Saito- no hay tiempo para que nos cuenten en lo que andaban. Acá han ocurrido varias cosillas.
Así parece-dijo Walter- un ciudadano nos contó sobre un ataque terrorista.
El ataque no alcanzó a ser- le respondió Tío Fígaro- la “Kannosa” se encargó del terrorista. Además, hubo un intento de envenenamiento, pero Shinku, Gwyneth y Matheo evitaron la expansión del agente químico.
La mansa cagá- dijo Bardiel- brígido, ¿y donde está la Kanna?
Kannita está acostada- le dijo Tía Fígaro- Matheo la está cuidando.
Esto es muy grave- señaló Saito- debemos volver cuanto antes a la academia. Nos espera mucho si se han atrevido a atacar Fígaro. Ya es hora de empezar a planear y movernos.
Tienes razón, viejo- le respondió Walter- mañana mismo nos vamos.


Al otro día en la mañana todos estaban dispuestos a partir. La mayoría estaba triste porque habrían deseado quedarse mucho más, pero el peligro parecía cada vez más cerca y no existía la posibilidad de dejar la academia sola, no en esas circunstancias. Kamy y el resto de los novatos no tenía ganas de volver, si no que querían vivir allí por siempre. Pero el asunto de la noche anterior les hizo ver que tenían mucho que entrenar, porque si bien no conocían a ciencia cierta lo que estaba pasando, al menos estaban seguros de que no era algo bueno lo que el futuro deparaba.
Tío, Tía- dijo Walter en la puerta de la ciudad- muchas gracias por su hospitalidad. Lamentamos que nuestra presencia les haya traído problemas.
Ya basta, Walter- le dijo Tío- si no hubiese problemas allá donde ustedes vayan, entonces ya no serían ustedes. Les deseo la mejor de las suertes y cuenten con nosotros para lo que sea.
Tíaaaa!-gritaba Kanna con vendas nuevas en sus brazos- gracias por todo. Le prometo que la vendré a ver en cuanto pueda.
Ya, Kannita- le respondió la reina- estaré esperando tu regreso.
Vamonos, chicos- gritó Walter. De vuelta a la academia!!
Acuérdense, weones- gritó Zero- que los iré a ver para su peleíta, mínimo.
Todos sonrieron sin más y un Yohoou de Nanni los despidió mientras se alejaban.


Los días de vuelta se pasaron más rápido para los novatos, las paradas que hicieron fueron pocas y cortas. Avanzaban a galope tendido por entre las llanuras y nada los molestó en aquella ocasión. De vez en cuanto podía ver a los profesores charlar entre sí de forma sombría. A todos menos a Kanna, la cual ocupaba la mayor parte de los descansos para dormir.
Cuando estaban llegando a la Academia, kammy vió como Walter se sorprendía y aceleraba el paso seguido por todos.
A viva voz Gwyneth les gritó: apresúrense, hay problemas a lo lejos.
Ya más cerca pudieron distinguir la figura de Fénix. Estaba tirado en el suelo boca abajo, rodeado de humo disipándose. Parado frente a él había un hombre que nunca habían visto. Tenía una insignia de que rezaba “Metallica” en el pecho.

Conchesumadre- exclamó Walter- lo que faltaba.
 















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