Pipíno creyó que no se había lavado bien los oídos o que la ilusión le había afectado el cerebro. Tenía ante él a uno de los miembros del consejo superior pidiéndole ponerse bajo su tutela. No sabía que decir, no era capaz de procesar aquello ni de explicárselo o darle sentido al menos. Esperó unos segundos para ver si el profesor rompía a reír y le confesaba que todo era una broma, pero este no movió ni un músculo y siguió mirándolo fijamente.
Entonces-le preguntó- ¿qué dices?
Profe, ¿está hablando en serio?
No veo motivo para mentir- agregó Saito- haz llamado mi atención, y eso es suficiente para que me atraiga la idea de pulir tus habilidades.
Pero-dijo Pipíno- ¿por qué? ¿Qué tengo de especial? La verdad, creo que hay tipos mucho mejor calificados en este lugar, estudiantes de cursos superiores que llevan más tiempo acá y con capacidades que sobrepasan infinitamente a las de un novato recién ingresado… con suerte llevo dos días en la academia.
Eso es lo que lo hace más interesante-argumentó el maestro- muchos de los estudiantes mayores han pasado por cosas que ni te imaginas… y aún así se cagarían ante una ilusión de Bardiel. Eres un diamante en bruto con un potencial inimaginable… la energía que percibo en ti es mucho más grande que la de varios de tus compañeros más grandes… solo que andas por ahí desperdiciándola. Si me dejas entrenarte, te puedo mostrar como aprovecharla al máximo, sin desperdiciar ni un poco… únete a mí y te convertirás en el novato más fuerte de todos.
A Pipíno la cabeza le dio vueltas, se sentía contentísimo y, a la vez, totalmente incrédulo. Nunca se había sabido especial, nadie jamás se lo había dicho, se veía a sí mismo como un sujeto normal; un random cualquiera que, con algo de esfuerzo, se volvería fuerte. No había pensado en la posibilidad de ser el novato más poderoso. Mas aquí le ofrecían la oportunidad… un hombre con poderes realmente altos lo invitaba a entrenar junto a él… ¡para pulirlo como a un diamante! ¿Quién lo hubiera pensado?
Walter y Saito intercambiaron miradas expectantes, ya que mientras el muchacho pensaba todo esto, había bajado la vista y sus ojos se encontraban fijos en el suelo.
Viejito-dijo Walter interrumpiendo sus cavilaciones- lo que mi amigo te está ofreciendo es un honor más allá de toda imaginación. Serías la primera persona en ser entrenada por el “lobo de Gondor”. Algunos pagarían o, incluso, matarían por que se les propusiera tal oferta… lo único que se interpone entre tú y un brillante futuro…eres tú mismo.
Vamos por partes-dijo Pipíno- no es que no me tiente, pero ¿cómo espera que me decida de inmediato, si ni siquiera he estado en una de sus clases?
Veo que, además,-dijo el kun- careces de impulsividad; eso me agrada aún más. Te daré unos días para que lo pienses… consúltalo con tus amigos o qué se yo. Cuando estés listo, me avisas.
Eso sí que es interés-acotó Walter- ¿desde cuando te gusta esperar, Saito?
Sólo cuando algo realmente me importa-contestó éste-, sólo en ese caso.
Ok, Pipíno-prosiguió- otro día me dices, que ahora hay clases que hacer y mis estudiantes ya llegan… hoy no me haré el weón.
El pensamiento general de aquellos que iban llegando era más o menos el siguiente: “Éste es el flojo culiao que no sabe más que capear clases”. “A mí uno de segundo me dijo que siempre buscaba nuevas formas de faltar a sus obligaciones”. Pero a mi otro de tercero me dijo que era muy buen tipo, y que siempre se podía contar con él”. “¿Por qué siempre anda cagado de sueño?”
Mira, weón-dijo D-gray al llegar junto a Pipíno- ¿qué harías tú si la amiga de la Edith se nos pega?
Le tiramos a Chicho-contestó Kamy incorporándose al grupo- y todos nuestros problemas se solucionarán. ¿No te parece, viejo?
Chicho estaba callado, lo de la clase de Bardiel parecía de verdad haber hecho mella en su espíritu. Me da lo mismo, -dijo- ahora ya nada importa. ¿Qué es real y qué no?
Nadie le respondió, Kamy y D-gray se dieron cuenta de que sus otros dos amigos se encontraban absortos pensando cosas que, por el tono de sus caras y lo expresado por Chicho, parecían ser más elevadas o importantes que la molesta amiga de la hermosa Edith.
Aquí sale algo- les gritó la fémina antes mencionada mostrando un oído digno de mujer- el libro dice que: “Al hablar de realidad, nos encontramos tratando conceptos que se encuentran dentro de la comprensión humana. Son consensos hechos a un nivel macro social que nos permiten dar nombre a nuestro entorno e identificar el mundo. Cuando algo escapa a nuestra comprensión, sólo basta el esforzarse en entenderlo… y así los hombres significan ese mundo que siempre está sorprendiéndonos”.
Como era de esperarse, ninguno de los chicos entendió las palabras que Edith leyó para ellos.
Ejaleeeeee-gritó Walter- bienvenidos a la clase de Sai-kun.
Todos los novatos se maravillaron y, a la vez, temblaron ante su presencia. El manda más, el jefe de jefes, la “cumbancha colorada” (como a veces le decía el resto del concilio) les estaba hablando relajadamente.
Gracias, Balto-dijo Saito- me ahorraste la bienvenida.
Pa’ eso estamos, woo-respondió.
Ya nos topamos una vez, y en aquella les pedí que me hicieran un informe-recordó el profesor encargado- ¿Dónde está?
Nadie había tomado en serio las palabras del profesor… por lo que ni se habían molestado en intentar hacer un informe al respecto.
Me lo esperaba-dijo Saito, libre de toda sorpresa- personalmente yo tampoco habría escrito algo de un día para otro… ¿qué paja, no? En fin, debido a este pequeño “traspié” pre-planeado, vamos a discutir el cómo pasó esto. Walter, que está aquí, nos ayudará también.
Ejem!-tosió Elba desde el fondo- que no se te olvide que hay una dama presente, “lobito de Gondor”
Ante la mención de aquél sobrenombre, los novatos cayeron en cuenta de quién era la persona que tenían enfrente. El estratega por excelencia, ejecutor de los planes de batalla de todo el ejército de la unión… el lobo de Gondor. Ninguno de los muchachos había querido entrar a la academia por que sí, por lo que no es sorprendente que admirasen a sus personajes y las hazañas cometidas por ellos. El nombre de Saito no les era muy familiar, pero su sobrenombre… sí que lo conocían.
Sorry, mija-dijo el lobo mostrando la palma en señal de paz- se me fue, jeje.
Ok, chicos-prosiguió- el que me dé una explicación satisfactoria, se gana una botella de Whisky.
Aquella propuesta animó a los pupilos, Saito los mandó a formar grupos para elaborar una propuesta. Walter y Elba caminaban entre ellos para tratar de orientarlos. La mujer era en demasía fanática del orden, mientras el director del consejo superior se dedicaba a molestar a los estudiantes; poniéndoles sobrenombres, pegándoles “wates” o tirando la talla con los más valientes que se atrevían a hablarle.
No es sorprendente que Edith, Pipíno, Kamy, Chicho y D-gray formarán un grupo. Según D-gray, y mientras Pipíno tapaba la boca de Edith, quien sufría de un “inconveniente” complejo de honestidad, habían dicho a Margarina que no podían ser más de cinco, y que juraría que la profesora Elba había dicho mostrar interés por ella. Esto motivó a la molesta enanita (no se ha descrito a cabalidad, al igual que muchos personajes, pero básicamente es una niña baja, morena y que no calla nunca.)
No me gustan sus ojos-dijo Kamy.
¿A qué te refieres?- preguntó la bella de Caullán, liberada de la mordaza mañuela de Pipíno.
No son honestos-le respondió su amigo- hay algo raro en ellos, además, no se queda quieta ni calla… creo que su personalidad es falsa, me parece que ocultara algo.
Nuuu- exclamó Edith- solamente debes aprender a estar con ella, y la sabrás muy simpática.
Insisto, me da lo mismo- sentenció sombrío Chicho- ¿qué importa si ella es falsa? ¿cómo sé si aún no me encuentro en una ilusión?
Antes de que pudiera responder, una voz dijo: Por que yo soy demasiado cool para ser reproducido por alguien, incluso si ese es Bardiel… amo y señor del extraño mundo donde TOOODO puede pasar.
Sir Walter Reed se encontraba parado frente al grupo de amigos, alcanzó a escuchar las palabras del confundido estudiante, e hizo su aclaración mientras flexionaba las rodillas y formaba un arco iris en el aire con sus palmas, manteniendo los ojos muy abiertos y ladeando un poco la cabeza.
Sir Walter, -exclamó Edith levantándose y realizando un saludo marcial- que honor.
La loca bacán-dijo el pelirrojo- tú sí que sabes con quien hablas, muajaja. Tranquila, niña, no hay necesidad.
¿Coqueteando?- dijo Elba arqueando las cejas e incorporándose a la conversación. NO ES POR SER MALPENSAADOS, pero parecía vigilar todos los posibles movimientos de Walter.
No pasa-dijo éste- sólo que no puedo evitar impresionar al público.
Seee, claro- apuntó la “mujer de hierro”- usted sabe, señor Reed, que no puede comportarse como galancete ante las jovencitas. Usted disculpelo…eeehh…
Edith-dijo la muchacha- permitame decirle que es un honor también el conocer de cerca a Elba de Helvéz, la mujer de hierro, la indomable, la señora de la psicopedagogía. Usted es un modelo para todas las mujeres de la academia.
A lo lejos se oyó un grito: “Escuché eso, ¡mal agradecida!”
Conchetumare-dijo Walter- perro, ¡corre!!!
Saito, cuidado-gritó Elba.
¡Ya cagaste!- bramó el profesor de sigilo y agudeza de la mente- delataste tu posición.
De entre los árboles una veloz mancha se abalanzó contra Saito.
¡Te patearé las bolaaas- exclamó emocionadamente la profesora Kanna lanzando una patada de hermosa y perfecta ejecución- dile adiós a tu virilidad!
En el último segundo, Saito logro bloquear la violenta embestida de su colega con una maniobra defensiva de Goju-ryu Karate.
Cerca, cerca-le dijo- si no te hubieras picado, no estaría de pie ahora. Mejor vas encargando tu chapita.
Kanna la Inffam gruñó y dijo: “No te adelantes, aún me queda un mes…esa botella de tequila de 350.000 años será mía.
Tendrás que pasar sobre mis cocos- lanzó Saito en Forma de de desafío.
Saito- dijo Elba- no es necesario que la enfrentes de esa forma, pues ella ya está tratando de pasar por sobre tus… testículos.
La cara del director del consejo superior se tornó de un rojo más intenso que su mismísimo cabello, se notaba a “la legua” que estaba tratando de aguantar la risa… no pudo con ello.
JAJAJA, ¿cómo puedes ser tan weón a veces?-preguntó- anda, perro, dale más motivos pa’ dejarte estéril.
El rostro del aludido adoptó una serena expresión de ingenuidad.
Seee-dijo a Kanna- pero no importa lo que haga, el premio es demasiado tentador. Aunque no te de ideas, mija, sé que se te ocurrirá cómo golpearme, jeje.
Te salvaste de esta weón-exclamó riendo la Infamm- obviamente no me voy a rendir con una motivación tan suculenta… así que prepárate.
El otro joven le devolvió la sonrisa y le contestó enérgico: ¡dale!
Walter estuvo tentado de hacer alguna broma respecto a la escena, notó Kamy, pero una fulminante mirada de Elba apagó cualquier intentona por parte del pelirrojo; nuestro héroe pensó que, fuese lo que fuese que hubiera motivado al “Reed”, no iba a salir a flote en mucho tiempo, quizá nunca.
Kanna-dijo la psicopedagoga- ya que estás aquí, ¿por qué no nos ayudas?
Sí po’ vieja querida- fue la respuesta- pero, ¿qué onda?
Estamos monitoreando el trabajo de los chicos en relación a la primera clase de Saito- explicó la de Eldéz- la cual fue, básicamente, un susto sigiloso propinado por él mismo. Lo que deben hacer ahora nuestros muchachos es explicar cómo pudo hacerlo.
Aaah, perfecto-dijo Kanna- sí reacuerdo incluso, ese día fuimos con Oso a cubrir el espacio que dejo este weón jaja.
De esa forma, los profesores se dispersaron entre los estudiantes que se craneaban buscando soluciones a lo ocurrido.
Es tan simple-dijo Pipíno- tan estupidamente simple.
¿A qué te refieres? –preguntó D-gray.
Lo que pasó es esto-continuó Pipíno- el profesor, simplemente, eliminó todo vestigio de energía que pudiera ser detectado; no digo que tengamos un tremendo poder de detección, pero las monstruosas habilidades suyas deberían haber afectado nuestros cuerpos…igual que cuando Sir Walter desplegó una pequeña parte de su poder en el discurso de bienvenida.
Alto ahí- interrumpió Edith- eso no explica el que pudiese mancharnos a todos en unos segundos… además, no puede ser tan simple…y ¿cómo alguien podría eliminar la totalidad de su energía? Eso es como el equivalente a estar muerto.
Tienes razón-reflexionó el mismo por unos segundos- no puede haber forma…a menos que… ¡ya lo tengo!
¿Eh?- preguntó Chicho- ¿cómo es que ya lo tienes?
Kamy se levantó mirando a su amigo: Ya sé para donde vas… eso explica su estado… -dijo.
Exacto-respondió el punk- demasiado simple y brillante a la vez.
Edith, quien había pensado las formas más variadas para explicar lo ocurrido, no pretendía dejar que aquella conjetura fuera la expuesta, no sin antes le contaran cuál era el resultado de su conjetura.
Díganme-exigió- que así no vale.
Ok, lo que pasa- explicó Pipíno- es que creemos que el profe se mantiene adormilado todo el tiempo por una razón específica. No es que sea pajero por que sí, lo que pasa es que… ¿Kamy?
Lo que pasa- continuó el aludido- es, básicamente, que el lobo de Gondor almacena su energía en algún lado. Por eso siempre está dormido.
Y, ¿eso es todo?- dijo Caullán- ¿nada más que eso?
D- gray se levantó emocionado y dijo: claro que deben haber explicaciones más complicadas, pero Pipíno y Kamy han dado con la punta del iceberg. A mí, lo que ellos han dicho me queda claro.
Chicho, quien no había mostrado mayor interés en compartir con los chicos desde la clase de Bardiel, adopto una expresión de jubilo y su rostro cambió completamente.
¡Claro!-exclamó- si el profesor es capaz de almacenar energía, es por que puede controlarla… al hacerlo, le es posible oculta su presencia. Ahora veo en qué consiste su subterfugio; sin duda alguna sus habilidades son sorprendentes.
Entonces-agregó la poco convencida Edith- ¿haremos nuestro informe así?
Kamy la miró comprendiendo su manía por llegar a respuestas “trigidas”, al haberla visto con Marco rato atrás, no le cabían dudas del perfeccionismo casi psicopata que debería tener la chica.
Los profesores, mientras tanto, andaban de acá para allá tratando de guiar el trabajo de los muchachos. El fin de la clase se acercaba y Saito tomó posición frente a todos:
Ya, cabros-gritó- es hora de que me digan qué han podido pensar.
Las conclusiones parecían ser todas viables. Por aquí y por allá salían planes descabellados que explicaban la capacidad de no ser detectado del profesor.
Unos dijeron que tenía conexiones con los míticos invicigodos, otros señalaron que era uno de ellos. Dos más dijeron que el docente se había aprovechado de que nadie estaba pendiente, dado que todos centraban su atención en la ausencia del mismo. Ésta explicación le gustó mucho a Elba, dado que los chicos argumentaron que todo el grupo estaba pendiente de que no estuviera, no de buscarlo o pensar que podía aparecer; era tal el convencimiento que dominaba las mentes de los estudiantes, que Saito habría aprovechado la ocasión para, simplemente, pasar muy rápido entre ellos.
Al llegar la explicación de nuestros protagonistas, todos concordaron en que sonaba muy razonable, pero era débil en sentidos más profundos. Estaba bien como esqueleto, pero necesitaba un cuerpo.
Saito felicitó a todos, sí incluso a los que hablaron de los visigodos, por un tema de creatividad y la firme convicción de su existencia que tenía el profesor; pero habló al grupo de Kamy y los “seudo sicólogos”, diciéndoles que cada uno tenía algo de razón. Por lo que habría whisky para todos.
Al final, cada estudiante recibió su botella. Las abrieron ahí mismo y brindaron… cinco minutos después el lugar era un bacanal de proporciones tipo Gomorra o taberna irlandesa.
Saito y Walter bebían sentados más lejos del resto de la borracha multitud, mientras Elba perseguía a Kanna que andaba repartiendo patadas a diestra y siniestra al compás de una canción que decía “Ese farol no alumbra, no alumbra ese farol”, motivada por las grandes cantidades de escocés ingeridas.
Así no más-dijo Saito con la nariz colorada- me gustan mucho estos momentos…y los chiquillos se las mandaron concluyendo. Lo hicieron mucho mejor que los del año pasado.
Y el Pipíno-le contestó su amigo- de verdad hizo una buena pega sacándote parte del rollo. ¿Crees que acepte tu propuesta?
Antes de poder responder a la pregunta de Sir Walter, el Lobo de Gondor sintió que alguien le tocaba el hombro. Giró la cabeza hacia atrás y se topó de frente con el objeto de la conversación que estaban llevando a cabo.
¡Hablando del rey de Roma!- exclamó- ¿pasa algo?
La verdad sí- dijo Pipíno- es sobre la propuesta que me hizo hace un rato.
¡Ah!, ¿te refieres a eso de entrenar conmigo?- preguntó el profesor disimulando el interés que le provocaba el tema- de algo me acuerdo, ¿qué tiene?
La verdad-continuó Pipíno- luego de haber pensado el cómo fue usted capaz de pintarnos sin que siquiera lo hubiésemos notado… bien, ese tema… de la energía… ¡quiero aprender a hacerlo!
El grito de Pipíno se escuchó, incluso, por sobre las conversaciones de los estudiantes alcoholizados y el estruendo que provocaban las patadas de Kanna en las pobres e inocentes piedras que se hacían pedazos ante la fuerza de sus golpes.
Tiene garra- dijo Walter a Saito- ahora sólo falta que tú te decidas, perro.
Eso ya lo hice mucho rato atrás.
El lobo de Gondor, el estratega por excelencia, se levantó y condujo su paso algo tambaleante hacia el centro de la multitud.
¡Su atención un segundo, weónes!- gritó a todo pulmón- ¡quiero que me escuchen por que pretendo decir algo!
¿Me estas weando, sacoewea? –gritó Kanna borracha desde otro extremo- obvio que si querrrriiii que te escushhhheeeeeen es por que vay a decir algo….DAH!
La intervención fue tomada con risas, especialmente de Walter; la verdad uno esperaría mayor apoyo para Saito de parte de su amigo, pero sería faltar a la verdad el decir aquello. A Walter, Kanna lo hizo reír… y punto.
¡Sí, mija!-volvió a gritar Saito, haciendo gala de un potente volumen de voz- ¡gracias por la aclaración!
En fin- continuó- ¡Pipìno!, ¡¿POR QUÉ NO TE ACERCAS?!
El muchacho caminó hasta quien lo llamaba, completamente desconcertado. Al llegar a donde debía, el profesor puso ambas manos sobre sus hombros y lo hizo mirar a la atontada multitud.
¡PROFESORES, ESTUDIANTES, MIS QUERIDOS COMPAÑEROS!-anunció Gabbianni- ¡FÍJENSE EN EL JOVEN QUE ESTA AQUÍ CONMIGO… ¡SU NOMBRE ES PIPÍNO DE KARLACK! ¡ESTUDIANTE DE LA ACADEMIA SHI-ONI Y, DESDE HOY, EL DEPOSITARIO DE TODAS MIS HABILIDADES… ¡AMIGOS, LES PRESENTO A MI DISCIPULO DIRECTO… ¡EL LOBEZNO DE GONDOR!
Las caras de los estudiantes, y la profesora Infamm, adoptaron completas expresiones de asombro.
ÉL SERÁ QUIEN RECIBA TODAS MIS ENSEÑANZAS Y HEREDARÁ MIS TÉCNICAS, SI ES CAPAZ DE HACERLO, ¡ESO ES TODO! –cortó Saito.
La multitud se dispersó cuchicheando, mientras Pipíno se reunía de vuelta con los suyos pudo sentir las miradas de admiración y envidia que le dirigían el resto de sus compañeros. Al llegar, Kamy fue el primero en felicitarlo y en andas todos se lo llevaron lejos de ahí. El día había terminado.
Por su parte, Walter, Saito, Elba y Kanna se juntaron ya habiendose retirado todos los estudiantes.
¿Un discípulo?- preguntó Kanna a Saito- ¿por qué?
No sabría explicarlo-respondió el otro- pero creo que es para mejor; simplemente el chico llamó mi atención y me entregué al impulso… yo era incluso menor cuando el maestro Michaels me aceptó bajo su tutela.
¿Sabrás llevarlo bien, Saito?-preguntó Elba.
No veo qué puede salir mal- respondió- no predigo más que beneficios como resultado de ésta decisión.
Sinceramente eso espero-le dijo Kanna- creo que esto es muestra de que estamos haciéndonos más viejos.
Son los tiempos- sentenció Walter- algo grande se huele en el aire, es necesario preparar a las nuevas generaciones para lo que sea que pase… en especial para el día en que ya no podamos atajar las mareas del mundo. Kanna, quizá tú también deberías entrenar a alguien… un Inffam siempre será necesario.
La hermosa mujer posó sus ojos en el pelirrojo, sostuvo la mirada unos segundos, luego la apartó y cerró los parpados. Sí, Quizá lo haga-dijo.
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